8/31/2007

El maletín, Antonini y Tarantino.


Si yo hiciese una película basada en el maletín con los 800 mil dólares (dólar más, dólar menos) que llevaba Antonini contrataría a Quentin Tarantino quien sabe mucho del negocio de maletines. Ya en “Pulp Fiction” logró que toda la trama de la película circulase alrededor de un maletín cuyo contenido todos desconocemos.
Creo que la imagen de John Travolta recuperando el maletín de Marcelus Wallace y abriéndolo para encontrarse con que su contenido proyecta una hermosa luz verdosa es una de las más memorables del cine de los noventa. Nunca olvidaré la cara de Travolta cuando abre ese maletín. ¿Qué había en el maletín de Marcellus Wallace? Se ha convertido en una de las preguntas cuyas respuestas son más codiciadas por adictos al cine.
Ya tenemos al director, ahora vamos al protagonista. Para hacer el papel de Guido Antonini contrataría a John Goodman. Pero eso sí, así como está ahora de gordo. Ni un kilo menos, Es que ya me lo imagino cuando haga la escena en que los argentinos descubren los dólares y el suda que te suda que te suda y esa luz maravillosa verde del maletín reflejándose en la cara de quien consiguió el dinero. Al tipo que consigue el dinero lo haría yo mismo, más que nada para figurar y porque me la doy de héroe.
Lástima que las comiquitas no existan, porque si existiesen contrataría al Sr. Burns de Los Simpsons. Le quedaría demasiado bueno porque además son igualitos. Pero a falta de ese señor, creo que John Turturro haría un buen papel. Coño, es que ya lo veo clarito diciendo que PDVSA es “Red, very red” (porque claro, la película sería en inglés).
La música pues si no se hubiese muerto la haría Bernard Herrmann, pero en vista de que se murió le vamos a decir a Alberto Iglesias (el que hizo la banda sonora de “Todo sobre mi madre”).
Y finalmente el papel de Chávez lo haría Djimon Hounsou. Yo se que Chávez no es negro, pero es que este actor es idéntico a esos afiches inspirados en la Revolución Cultural donde aparece Chávez sin la panza y papeado.

8/30/2007

Separados al nacer.


Hoy me percaté de un parecido que me pareció increíble. Robert De Niro cuando era joven parecía hijo de David Manners, actor canadiense que vivió mucho tiempo en los Estados Unidos y en los años 30 y 40 protagonizó películas de terror (entre ellas “Drácula” y “La Momia”). Como dato curioso les cuento que Manners es antepasado de la Princesa Diana de Gales pues era pariente lejano de la madre, ¿qué tal?
Aquí les pongo las fotos. Primero la de Manners (es una foto promocional) y la segunda es la de Bobby de Niro (un fotograma de “Mean Streets”) Cuéntenme qué les parece.

8/27/2007

Rory Carroll vs. Hugo Chávez


Un periodista irlandés del periódico del Reino Unido The Guardian osó preguntarle al líder de la Revolución Bolivariana por qué la reelección era solo para el Presidente y no para Gobernadores y Alcaldes. ¡Dios Santo! ¡Pero cómo se atreve! ¿Acaso no sabe que el Teniente Coronel convertido en Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas es perfecto y lo que él diga es palabra santa? ¿Acaso no sabe que Chávez tiene que estar en el poder hasta que a él se le antoje puesto que si alguien que no fuese él gobernase podría desviar el plan que nuestro Jefe de Estado, Gobierno, Experto en Seguridad, en Economía, en Historia, en Política y en toda ciencia exacta y no tan exacta tine para esta tierra de gracia?
Pobre Rory Carroll, quien por cierto fue reportero en Bagdad y fue secuestrado y gracias a Dios liberado al poco tiempo, como está recién llegado no sabe lo que para el resto de los venezolanos y es un absoluto convencimiento: Hugo Chávez es perfecto. Es un piélago de sabiduría. Nada de lo malo que pasa en este país es de su conocimiento. No caga ni mea. No duerme. Solo piensa en el pueblo y en el bienestar de los pueblos de la América latina (sobre todo de aquellos gobernados por sus amiguitos). Lo sabe todo.
Rory sobrevivió a la experiencia de Irak, pero no se salvó de que Hugo Rafael Chávez le cayese encima, tergiversase sus palabras y lo humillase apoyado y en gavilla por un poco de gente escogida a dedo que estaba ahí.
Rory hermano, tranquilo, ya verás que con el tiempo te irás acostumbrando: si vienes a hablar bien de la Revolución se te recibe con los brazos abiertos, se te entrevista una y mil veces en VTV, se te condecora, se te festeja y de repente hasta te dan una bequita en el Centro Internacional Miranda; pero si vienes a escribir lo que opinas (sea o no verdad) y entre esas opiniones hay algo que al líder no le gusta pues entonces prepárate pues caerás en la boca de Mario Silva, aparecerás en la gloriosa página aporrea.org donde te mentarán la madre, Eva Golinger te dedicará alguna página de sus libros y demostrará que hace doce años psaste unas vacaciones en Disney lo que demuestra que eres asalariado de la CIA, dirán que te vayas del país, etc.
En fin Rory, que tómate una cervecita tranquilo, relájate y piensa que esto no es nada comparado con Bagdad. ¡Bienvenido y no se te olvide visitar Los Roques!

8/26/2007

Who's That Knocking at My Door? (1969)


“Who’s that Knocking at my Door?” (1967) es el primer largometraje que hizo Martin Scorsese. Ya había realizado tres cortos, dos de ellos de gran factura y uno de ellos pues nada del otro mundo. El que no es nada del otro mundo es “What´s a Nice Girls Like you Doing in a Place Like This” (1963), que es la historia de un hombre que se obsesiona con un cuadro y termina metido en él. Después hizo “It´s Not Just You, Murray” (1964), en el que ya vemos a un Scorsese que experimenta y busca un estilo propio. Primer obra donde explora temas personales como son la vida en Little Italy, la significación del catolicismo y esa obsesión de algunos con los bienes materiales, por los que harían lo que fuese. En el año 1967 vendría una obra maestra, el cortometraje pacifista “The Big Shave”, en el que vemos a un hombre que entra a un baño blanco inmaculado, desnudo pero con una toalla blanca en la cintura y comienza a afeitarse. Una vez que termina sigue afeitándose y afeitándose hasta que se corta la cara, pero esto no lo detiene y sigue y sigue hasta que termina cortándose el cuello. Visualmente es tan poderosa y su trama es tan impactante en su sencillez que de verdad la considero una de sus mejores películas.

Luego haría este largometraje, cuya historia es bastante complicada. Originalmente era un film llamado “Bring On the Dancing Girls” que luego se convertiría en una películ un poco más larga llamada que se presentó en el Festival de Cine de Chicago como “I Call First” (nombre que aún recibe en, por ejemplo, imdb.com). Luego añadiría una sub-trama de amor y es ahí cuando conseguiría financiamiento para convertirlo en un largometraje (1969).
Es una película de un mundo de hombres donde las enseñanzas católicas recibidas en la familia se entremezclan con ese mundo pan-masculino donde la violencia y la supervivencia son la norma del día. J.R. (personaje autobiográfico) conoce a una muchacha de quien se enamora, pero cuando se entera que no es virgen (ella sostiene que fue violada, pero él no le cree) se vuelve como loco y le termina diciendo que es una puta. Al mismo tiempo, él se acuesta con prostitutas y no hace más que perder el tiempo con sus amigos, pero esto no parece molestarle.

Esta película no tiene la perfección que veremos más adelante en el trabajo de Scorsese, pero hay algunas escenas brillantes que quedan en la mente. Podemos destacar la de una fiesta que hay en cada de uno de los amigos donde todos los hombres se encuentran tomando, fumando y echando broma. Un largo paneo de derecha a izquierda que se repite en distintos lugares de la casa, siempre con el mismo paneo es algo impresionante. Otra ocasión es la escena final en la Iglesia, donde vemos las imágenes de lo santos con una música de rock and roll que inmediatamente nos hace sentir incómodos.

Los eternos temas de Scorsese ya están aquí presentes: la culpa, la redención, el hombre que quiere ser bueno pero no sabe cómo hacerlo, los amigos y el barrio que ha marcado a cada uno de tal manera que no pueden separarlo de sus vidas diarias.

Correr es mi vida.



Bueno no, mentira. Tampoco es que yo sea Pedro Penzini y considere que si no corro muero. Para Nada. Hace un año corrí mi primera carrera. Era de 5K, era de noche y llegué arrastrándome y sin aliento. Mucho agua ha corrido desde entonces y a pesar de que sigo llegando con la ambulancia (es decir, casi de último) pues lo importante es que lo sigo haciendo. Esto no quiere decir que piense llegar siempre al final, pues para eso entreno con el maravilloso club Mentor Express todas las mañanas (6am en el Parque del Este para más señas, quien quiera unirse está invitado. Hay que pagar 10.000,00Bs al mes nada más).
Esta vez hice 1 hora y 20 minutos. ¡Qué ganas! Mi peor tiempo y yo creo que nunca he llegado tan cansado. El 30 de septiembre es la Caracas Rock y a ver si ahí lo hago mejor, porque es intolerable que entrene y nunca baje la hora.
Esto de correr es realmente increíble. Una cosa lleva a la otra. Primero comienzas a adelgazar porque quieres hacer mejor tiempo, luego dejas de fumar porque sabes que eso disminuye tu capacidad respiratoria, luego dejas de trasnocharte para poder entrenar por las mañanas y cuando te vienes a dar cuenta eres una persona sana. ¿Y qué quieren que les diga? Como dice Zorrila en su “Don Juan”, “Yo a las cabañas bajé, yo a los palacios subí” y sinceramente esta es una gente con la que me siento identificado. En fin, que para ponerlo claramente: no quiero ser un viejo enfermo, con el colesterol alto, la tensión alta y la verdad es que ese es el camino por el que iba.
Además de todo esto las carreras son muy divertidas. Es un evento done si bien hay gente de todo como en botica lo que abunda es clase media tirando a clase media alta. Esto convierte al evento en lo que es toda aglomeración planificada de más de diez burgueses (entre los que me incluyo, más que nada para no ofender a nadie): un show de modas. La gente va combindita, con sus mejores pintas "maratonísticas", sus mejores músculos, sus mejores bronceados, sus ipods y hasta sus perritos se llevan.
¿Mi meta final? ¡¡¡Correr un maratón!!! (por supuesto iré combinadito, pero aún no se qué ponerme. Tengo varias opciones y de repente ustedes me pueden ayudar: a. Algo alusivo a Venezuela, b. Algo alusivo a la UCAB (donde trabajo y me gradué), c. Algo alusivo a cuánto odio a Chávez o d. Mi mejor pinta NIKE). Ojalá que sea como sea pueda hacer el de Nueva York el año que viene. Aunque también está el de Disney este año. Quién sabe.

NOTA: En la gráfica m pueden ver llegando estrenando la flamante franela que me regalaron mi hermano y mi cuñada.

8/24/2007

Quiero ser Robert Rodríguez.



He aquí un carajo que sabe lo que quiere, que hace lo que quiere y que además lo hace muy bien. Un carajo que disfruta lo que hace y encima nos hace disfrutar a todos con sus películas. A mí me gustan todas: las de adultos, las de niños, las asquerosas, las tiernas. Pero mi favorita es “Planet Terror” (una de las películas que conforman el dúo “Grindhouse” (la otra es “Death Proof” de Quentin Tarantino), aunque si hablamos de la que más he disfrutado sin duda es el corto (si es que se puede llamar corto) que forma parte de la película “Four Rooms”. Creo que es el único papel decente que ha hecho Antonio Banderas en Hollywood (al parecer Almodóvar tiene muy buena mano).
Bueno, en lo que estábamos: Robert Rodríguez. Estuvo hasta hace poco casado con una venezolana que se llama Elizabeth Avellán y a quien conocí en una ocasión. Dios, qué nervioso estaba. Porque les voy a confesar lo que me pasa: yo quisiera ser Robert Rodríguez. Y que quede claro, no es que quisiera ser como él, sino que quisiera SER ÉL. Es un excelente director, es un hombre apasionado con lo que hace y la verdad es que yo creo que él es director de cine de puritico retruécano, porque en realidad es un excelente cuenta cuentos. Él es (Dios Santo, ¿cuántas veces he usado “es” en tan solo dos líneas) de esas personas que tienen la pasión suficiente para pensar una historia, ordenarla, escribirla, producirla, filmarla, editarla y distribuirla (me cansé solo de pensarlo).
En fin, esta entrada es un pequeño homenaje a uno de mis héroes del cine: Robert Rodríguez.

Un viaje por la literatura de Paul Auster.


Paul Auster, “Travels in the Scriptorium” (New York: Picador, 2006)
Paul Auster es un escritor sorprendente pues siempre crea mundos sorprendentes. En este caso un hombre mayor (Mr. Blank) despierta en una habitación donde solo hay una cama, un escritorio, una silla y sobre el escritorio algunos montones de papel y unas fotos. No entiende por qué está ahí, pero poco a poco una serie de personajes lo visitan y el misterio comienza a develarse. Algunos de esos personajes son personas que Mr. Blank conocía, aunque no recordaba, y otros son personas que nunca había visto.
Las hojas y las fotos que están sobre el escritorio van contando unas historias. Una de ellas deberá ser terminada por el propio Blank. Sin duda este libro es una metáfora del mundo, pero sobre todo de la creación literaria. “Travels in the Scriptorium” es una especia de “Niebla” (novela de Miguel de Unamuno) donde el creador termina interviniendo a su gusto y haciendo evidentes los hilos que mueven la historia y sobre todo hace evidente el misterio del escritor como un Dios que domina a su voluntad la trama.
De Auster he leído “The New York Trilogy” (compuesta de tres novelas) y “Book of Illusions” y tengo la más firme intención de leer todo su obra. Hasta ahora no me ha defraudado y además debo decir que es uno de esos escritores con los que uno se identifica plenamente. Sin duda, un libro interesante.

8/23/2007

La duda como única certeza.


Recuerdo que hace algunos años, cuando daba clases de filosofía en el Colegio San Ignacio, un alumno me dijo con una cara que nunca olvidaré: "Profesor, estoy muy confundido"; a lo que no pude sino responder: ¨He logrado mi propósito".
El colegio nos mal enseña que todas las preguntas tienen respuesta, y lo que es peor aún que tienen UNA sola respuesta. Basta con medio leer (tampoco hay que pasarse) para darnos cuenta que más allá de algunas religiones cuya jerarquía se reserva el derecho a interpretar (como la religión Católica) la certeza es y será una mentira. Nada es absolutamente cierto, ni siquiera lo más elemental como "¿Estoy realmente aquí?" Y si no vean "The Matrix¨. Aún no he conocido a la persona que me pueda demostrar más allá de toda duda que no estemos enchufados a unas máquinas que nos alimenten lo que conocemos como realidad, mientras que estamos enchufados a unas horrendas máquinas (por cierto, si es así, le agradecería infinitamente a Morpheus que me sacase de su lista. Toy feliz donde toy).
Por eso es que no hay que amargarse la vida en la búsqueda de esa certeza única que le va a dar sentido a mi vida, pues el ser humano vive y siempre ha vivido con medias verdades sin ningún problema. ¿Acaso necesito certeza absoluta de que no me voy a morir en los próximos días para poder llevar mi vida de manera normal? Pues no, esa certeza no es absoluta pero la que tengo me basta.

8/20/2007

El oficio de escribir según Sandor Marai.


Sandor Marai, "Confesiones de un burgués" (Barcelona: Salamandra, 2005)
Compré “Confesiones de un burgués” por recomendación de un amigo. Nunca he sido muy dado a leer memorias, pues siempre terminan pareciéndome pedantes y mal escritas con muy contadas excepciones y además nunca había escuchado habla de Marai. Pero este libro ha sido todo un descubrimiento para mí. Marai logra cautivarnos y convertirnos en cómplices de sus andanzas por Europa en varias etapas de su vida. Escribió este libro cuando solo tenía 34 años, los que tengo yo ahora. En ocasiones resalta la inmadurez que trasluce en la honestidad que este libro revela, y en otras es la madurez la que nos deja sorprendidos. No se ahorra nada, no se calla nada. Todo lo cuenta, por lo que debo decir que el autor termina apareciendo como un antipático, pero un brillante antipático.
Para aquellos que escriben, el libro está plagado de referencias al oficio de escritor y de cómo descubrió primero que quería ser escritor y luego qué tipo de escritor.
Nació en Hungría en el año 1900 y le tocó vivir en este período la Primera Guerra Mundial, que sería el fin de un estilo de vida y el comienzo de otra muy distinta. Marai nace en una Hungría donde el rígido sistema de clases sociales es destrozado por una Guerra que no les pertenecía y que cambiaría la cara de Europa.
“El camino que conduce desde el mundo exterior hasta nosotros mismos es largo y sinuoso y está lleno e pasos dados en direcciones contrapuestas cuyo significado e importancia sólo reconocemos con el tiempo.” Página 99
“¿Cómo se convierte uno en escritor? No lo sé. No me acuerdo de ninguna “experiencia” única que ocurriese en una ocasión concreta y que fuese “decisiva” para mí, nada que predeterminase una visión literaria del mundo, una aptitud que permitiese liberar la posibilidad de ver el mundo con los ojos de un escritor y expresarlo. Yo me preparaba para convertirme en escritor desde que tenía uso de razón. Nunca me he plantado la posibilidad de escoger otra vía de expresión que no sea la literaria, la de poner los pensamientos en papel. Creo que a la edad de catorce años estaba tan preparado como hoy; quiero decir que, aunque no supiera escribir, concebía la vida como una posibilidad de expresarme y, además, ya sentía los acordes literarios presentes en todo, quizá incluso de forma más instintiva que hoy, cuando me perturban las dudas, las experiencias adquiridas y los experimentos, cuando me equivoco de continuo y en mi trabajo me acompaña invariablemente el sentido de la responsabilidad, además de la inseguridad y la dolorosa insatisfacción que mantienen viva la conciencia de mis limitaciones.” Página 197
“Un escritor debe llevar una pseudo-vida, debe imitar la vida y observarla con muchísima atención, pero debe abstenerse de tomar parte en ella.” Página 320
“Cada escritor tiene que comprender un día cuál es su destino, pero solo puede comprenderlo por sí mismo.” Página 321
“El trabajo es el único principio en cuyo nombre un escritor puede permitirse el lujo de la humildad; en todo lo demás debe mantener siempre una actitud de duda ante los fenómenos vitales, porque en cuanto se sumerja en la vida, en la “aventura” o en la “vivencia” con toda su existencia espiritual, perderá el rango de escritor.” Página 321
…sólo el trabajo purifica y no me interesa en absoluto si el escritor es puro en su fuero interno, donde se desarrollan su vida y su destino; solo me importa la purea de la obra. El escritor que se entrega a sus vivencias está perdido. Oscar Wilde no escribía mejor después de estar en la cárcel, y “La balada de la cárcel de Reading” sólo prueba que un gran talento puede afrontarlo y soportarlo todo, incluso las “vivencias”…” Página 321-322
“La genialidad no es suficiente para la obra, que es tan solo una de las muchas condiciones que el trabajo impone al creador” Página 323
“La soledad es el elemento vital del escritor.” Página 343
“…vivía guiado por mi sentidos y solo apreciaba las impresiones causadas por la realidad. Todavía no había aprendido que, para el escritor, las cosas solo valen en la medida en que él las destila en el laboratorio de su personalidad única.” Página 380

8/19/2007

Rayma es la mejor.

Rayma, eres la mejor.



NOTA - Todos los derechos de autor son de El Nacional o Rayma. No estoy seguro. Pero de lo que sí estoy seguro es de que no pedí permiso para usar la imagen.

8/15/2007

San José de Costa Rica.



Siempre me ha parecido que las comparaciones entre ciudades son antipáticas, pero al mismo tiempo son muy útiles. Estas comparaciones se hacen muy útiles a la hora de explicarle a alguien qué se siente estar ahí. Pues bien, San José es un especie de Porlamar hiper desarrollada. Es una ciudad caótica y sucia pero con unos detalles sorprendentes en cada esquina.
El teatro Nacional, por ejemplo, es un locura. Nos decía un tico (nombre que se da a los costarricenses) que esta es una ciudad construida alrededor de un teatro, pues durante muchos años el teatro fue la única estructura digna de mención.

Los sanjosefinos son persona amables, siempre están apurados pero siempre tendrán tiempo par explicarle a un turista algo sobre su ciudad. Desde que llegas notas una diferencia pues son personas confiadas que además no intentan “joderte” por el simple hecho de que cargas dólares encima y que no conoces la ciudad.
Tuvimos la oportunidad de pasar frente a la casa del Presidente Oscar Arias, quien se encontraba en casa pues el carro estaba en la puerta. Así de sencillo, el señor vive en su casa, que si bien fue descrita por el guía como “una lujosa mansión, pues su familia es dueña de medio Costa Rica”, parece una modesta quinta de la Alta Florida. Y digo modesta pues conozco casas en la Alta Florida mucho más lujosas. Cuando preguntamos escandalizados si no había guardia frente a la casa pues no la veíamos nos respondieron que ¨por supuesto”, que si no veíamos la patrulla. Al Presidente de la República lo cuida UNA patrulla con dos policías (¿cuántos guardaespaldas lleva Barreto, adalid de la Revolución que nos va a igualar a todos?). Más tarde lo vimos pasar en su carro, sentado junto a su chofer y aguantando la cola como cualquier hijo de vecino. Inclusive tuvimos la oportunidad, emocionados, de saludarlo con la mano. Saludo este que fue inmediatamente correspondido. Cualquier secretario del subsecretario del asistente de un ministro venezolano tiene más guardaespaldas y arma más barullo cuando pasa que el Presidente de Costa Rica.

En un mes habrá un referéndum. Unos quieren que haya un Tratado de Libre Comercio, y otros que no. De los que no quieren está Patricio, el guía que nos mostró San José y según quien Oscar Arias tiene a Costa Rica “al borde de una guerra civil¨. ¿Por qué será que algunas personas de izquierdas se sienten tan bien pensando que todo lo que no les conviene es una situación insostenible? ¿Por qué será que les encanta pensar que todo lo que no sea lo que ellos quieren es algo que si continúa significaría el acabose?

8/10/2007

Las 10 mejores películas de los 90 según Martin Scorsese


Imagen the "Dao Ma Zei", la película número 1 de la lista.


Comento algunas de las películas que vi. Me faltan otras, pero iré agregando los comentarios más adelante.


1- Horse Thief (Zhuangzhuang Tian)
Pues con la número uno se armó un escándalo, porque es del año 1986. Pero bueno, como dijo alguien por ahí "Es el Sr. Scorsese, puede hacer lo que le dé la gana". Hermosísima película y, sin duda alguna, la inspiración de lo que sería "Kundun". Una película con escasos diálogos. Es, más que nada, una película visual que nos muestra la vida diaria del tibetano.

2- The Thin Red Line (Terrence Malick)

3- A Borrowed Life (Nien-Jen Wu)

4- Eyes Wide Shut (Stanley Kubrick)

5- Bad Lieutenant (Abel Ferrara)

6- Breaking The Waves (Lars Von Trier)
Esta película quedó en mi cabeza por muchos meses después de verla. Fue tal el impacto que ni al cine fui en un buen tiempo hasta no recuperarme. Creo que pocas películas en el mundo tienen esta fuerza.

7- Bottle Rocket (Wes Anderson)

8- Crash (Cronenberg)
Una película que poca gente recuerda en Venezuela, pero cuando la vi vivía en Inglaterra, país donde se armó un gran escándalo de esos que le encanta a los ingleses. Recuerdo que al Alcaldía de Westminster la prohibió y yo vivía en el límite, por lo que la podías ver en el cine que estaba frente a mi casa, pero no una calle más abajo porque ahí sí estaba prohibido. Basada en una novela de Ballard (el mismo del "Imperio del Sol"

9- Fargo (Los hermanos Coen)
Esta hubiera sido mi número 1 de la lista (bueno, mi número 1 sería Goodfellas, pero él no incluyó ninguna de él). Me encantó. La disfruté muchísimo y nunca podré olvidar ese hermosísimo personaje que interpreta Frances McDormand de una policía embarazada. Es una película que, como las demás de los Coen, es difícil categorizar. Un poco comedia, un poco acción. Como dirían los chamos: "Demasiado buena"

10- Malcom X (Spike Lee)
Me torturan, me pegan, me escupen y nunca entenderé por qué incluyó esta película. No me parece gran cosa. Es más bien hsta medio panfletaria. Pero bue...

8/08/2007

El evangelio según San Martin. (Violencia en el cine, parte 2 de 3)



El 25 de febrero, cuando se acercaba a su final la ceremonia de entrega de los premios popularmente conocidos como Oscars, subieron al escenario del Kodak Theater Steven Spielberg, Francis Ford Copolla y George Lucas para anunciar el ganador del premio a Mejor Director. Esta sería la primera señal de que uno de los hechos más esperados por cinéfilos de todo el mundo iba a ocurrir finalmente. Después de ser nominado siete veces (dos de ellas como mejor Guionista) finalmente Martin Scorsese, de quien Spielberg llegó a decir que era el mejor director vivo del mundo, recibió un Oscar como mejor Director. Y no me avergüenza decirlo: lloré. Lloré de la alegría de que finalmente se hiciera justicia. Ya se que hay coas más dignas por las que llorar, como que lo dejen a uno o la pobreza del mundo o los niños de la calle pero qué les puedo decir, después de pasar tanto tiempo trabajando el cine de Scorsese me siento casi como familia. Además, cualquiera que haya visto el hermoso, tierno, íntimo y brillante documental "Italianamerican" sale sintiéndose parte de la familia. Ver a Catherine Scorsese explicando a su hijo cómo debe hacer el documental y verla además haciendo la famosa receta de salsa para pasta es simplemente un privilegio.
Bueno, me supongo que para este momento ya se habrán dado cuenta de que cuando a Scorsese se refiere no puedo ser objetivo.



Martin Scorsese nació en el año 1942 en la ciudad de Nueva York (Queens), pero en el año 1950 se mudaría al barrio italiano (Little Italy ) donde pasó su infancia. Sus experiencias en este lugar se reflejarán directamente en películas como “It's Not Just You, Murray! (1964), What's a Nice Girl Like You Doing in a Place Like This? (1963) y Mean Streets (1973), todas ellas filmadas en la calle donde vivió gran parte de su vida.


Debido a que era asmático y no podía jugar con sus compañeros en la calle pasaba la mayor parte del tiempo en su casa viendo la televisión o en el cine con su padre. De ahí que desde muy pequeño aprendió a usar ese lenguaje del que más adelante se convertiría en uno de los virtuosos.
De pequeño todos sus compañeros querían ser mafiosos. El glamour, el respeto, el dinero eran elementos atractivos para cualquier joven. Pero su realidad de asmático hizo que se decidiese por el otro trabajo admirado: el de sacerdote. Pero su fe era genuina. Creía en la importancia de ser bueno y ayudar a los demás. Por lo que si bien terminó siendo director de cine, esa vocación siguió viva en él. Unió ambas vocaciones y es así como el cine de Scorsese es un cine personal que surge de sus vivencias y preocupaciones. Fue Haig Manoogian, su profesor en New York University, quien dejaría una marca más profunda en su obra. Le explicó que una obra de arte debe ser producto de una vida vivida y por lo tanto debía reflejar esa vida.
El cine de Scorsese es un cine moral que pretende dejar una huella. Es un evangelio hecho para el hombre y la mujer urbanos del siglo XX. Pero la salvación en el cine de Scorsese no es fácil. No hay camino fácil a la redención del ser humano. Tiene que pasar por el acto violento. Así como en el cristianismo la salvación viene a través de un acto de extrema violencia como lo es la crucifixión de Jesús que fue inevitable, la salvación de cada ser humano pasa por esa violencia que es también inevitable.
En cada una de las películas donde la violencia forma parte importante podemos ver como esta es un instrumento de redención. En Mean Streets el tiroteo del final de la película, en Casino (1995) la larga secuencia en la que terminan muertos gran cantidad de los personajes, las golpizas a las que se somete Jake la Motta en Raging Bull (1980), la masacre en Taxi Driver (1976), la pelea final de Cape Fear (1991) o los asesinatos masivos del final de The Departed (2006). Toda esa violencia está ahí para enseñar a los personajes que no hay camino fácil a la redención. Como dice Charlie Boy en Mean Streets, “…al final, lo único importante son los dolores del infierno. El calor de un fósforo encendido multiplicado un millón de veces… infinito. Y uno no anda por ahí jodiendo con lo que es infinito… no hay manera de hacer eso.”
Pero contrario a lo que se piensa hay muchas películas de Scorsese donde la violencia no solo no aparece, sino que llegan ser profundos testimonios en contra de la violencia humana. Kundun (1997), una película biográfica acerca del Dalai Lama y basada en su autobiografía Mi tierra y mi gente, no es sino el complemento de Taxi Driver. Travis es un solitario que decide tomar la justicia en sus manos y vengarse de todo lo malo que hay en el mundo asesinando a un candidato presidencial. Al final, y debido a que fracasa en su intento, se aparece donde está el hombre que administra a una prostituta adolescente y lo mata a él así como a todos los que encuentra por el camino. A diferencia de los mafiosos que vemos en otras de sus películas, este es un personaje cuya motivación es hacer el bien. Como diría el mismo Scorsese, Travis es “el lado erróneo de la virtud” mientras que el Dalai lama es la virtud tal como esta debería ser.



Una mención muy especial merece la película The Last Temptation of Christ (1988), ya que debido a toda la controversia que se armó a su alrededor es muy difícil analizarla con frialdad. Este proyecto, que permaneció guardado en un cajón durante muchos años debido a que era casi imposible conseguir financiamiento, es muy cercano al corazón de este director neoyorquino. Basado en la novela homónima de Nikos Kazantzakis aquí vemos a un Jesús más humano que divino, y que colgado en la cruz cuestiona su sacrificio. Este es un Jesús más cercano al hombre, quien tiene como vida diaria a la duda.
Hacer el bien o hacer el mal no es algo tan sencillo como decidir hacerlo. La vida es una constante decisión y por lo tanto una constante duda y este es otro elemento importante que podemos ver, por ejemplo, en Cape Fear. Esta película es un remake de otra con el mismo nombre hecha en el año 1962.
En la versión del año 62 tenemos lo que Scorsese llama una “historia blanca y negra”, donde los malos son muy malos y los buenos son muy buenos. No hay dudas. Queda muy claro que Sam actuó bien y que Max es un delincuente violento que de manera injusta tortura a Sam. En la versión de Scorsese esa bidimensionalidad ética desaparece para darle lugar a una gran paleta de colores. Sam, quien era fiscal del caso que terminó enviando a la cárcel a Max, ocultó algunas pruebas que pudieran haberlo dejado en libertad pues consideró que Max Cady era culpable. La hija de Sam es una adolescente que detesta a su padre. La esposa de Sam está cansada del matrimonio. Estos elementos hacen que la violenta escena del final cobre una vida que no tuvo en la película original. Como dice el propio Max a Sam: “Y yo, lo declaro culpable abogado. Culpable de traicionar a su prójimo, culpable de traicionar a su país y por el poder investido en mí por el Reino de Dios lo envió al noveno círculo del infierno. Allí usted aprenderá lo que significa perder algo, perder la libertad, perder la humanidad. Ahora usted y yo seremos iguales.”
Y para sus proyectos futuros Scorsese continúa con este cine personal y moralista. Ya está en pre producción la película Silence, basada en una novela de Shusaku Endo en la que se cuenta la historia de dos jesuitas portugueses que van a Japón para averiguar si efectivamente otro sacerdote cometió apostasía bajo tortura. De nuevo el tormento de la decisión y la convicción de que esta nunca es fácil están presentes.
Sea como sea Scorsese es uno de los directores que mejor domina el lenguaje cinematográfico, por lo que ver sus películas es y siempre será un festín. Estemos o no de acuerdo con los temas debemos admitir lo que para Hollywood ha sido una certeza durante muchos años: la genialidad del mejor director del mundo.

8/06/2007

Robert De Niro: un actor en busca de director



Al igual que hiciera Alfred Hitchcock, Scorsese prefiere trabajar con el mismo equipo cada vez. Esto le da coherencia estética a la puesta en escena, lo que termina haciendo que sea fácil reconocer una película de este director. Pero de esas personas que se han convertido en colaboradores fijos es importante hablar de Robert De Niro. La carrera de De Niro va de la mano de Scorsese hasta el punto de que es casi imposible separar la imagen de De Niro de la famosa línea que pronuncia Travis en Taxi Driver: “Are you talking to me?”
La primera colaboración de estos dos grandes del cine fue Mean Streets, realizada en el año 1973. Ya desde este momento se hacen evidentes las capacidades de de Niro para darle vida a una película. En este caso hace el papel de Johny Boy, un joven que va camino a la autodestrucción. Es violento, le debe a todo el mundo y además no tiene interés por nadie. Llega inclusive a traicionar a su amigo Charlie Boy, quien solo trata de ayudarlo, y a quien lleva directo a la muerte.
Una de las razones por las que a Scorsese le gusta trabajar con De Niro es el hecho de que no se limita a interpretar un papel ya construido, sino que va más allá hasta el punto de convertir a ese personaje en una creación propia. Imaginarse a Johnny Boy, o a Travis de Taxi Driver, o a Sam de Cape Fear o a cualquiera de sus otros personajes con cualquier otro actor es imaginarse inmediatamente una película completamente distinta. La frase de Taxi Driver que lo hizo famoso no estaba en el guión, fue una improvisación que le pidieron que hiciera para hacer una prueba de sonido.
A Mean Streets le seguiría ese rol del que hemos hablado. Ttal vez el que lo define más desde el punto de vista de los espectadores: Travis en Taxi Driver. Un perdedor por naturaleza, un insomne incurable y un pesimista empedernido es un personaje al que De Niro le da tanta vida que llega a asustar. Encerrado en su mundo del que nunca ha salido hay una escena memorable en la que invita al cine a Betsy (papel interpretado por Cybill Shepherd) y la lleva a un cine de películas pornográficas. Es increíble la naturalidad con la que De Niro llega a representar la sorpresa de que Betsy salga despavorida del cine y le diga que no lo quiere ver más.
Pero en el año 1980 llegaría la película que llevaría a De Niro al status de leyenda al engordar 30 kilos para poder representar al Jake La Motta viejo y que es un punto de referencia para cualquier actor. Esto, unido una interpretación magistral hace que este sea el papel más logrado de los que haya interpretado para Scorsese.



También actuaría en las otras dos películas donde la mafia es la protagonista aparte de Mean Streets: GoodFellas y Casino. De estos dos papeles el de Sam Rothstein, un judío que logra penetrar debido a su eficiencia el antisemitismo y endogamia de los italianos de la mafia de Chicago, hasta lograr que lo hagan gerente de un casino que acaban de montar en Las Vegas. Gracias a un brillante guión De Niro se luce de la mano de los actores Sharon Stone y Joe Pesci, quienes interpretan los personajes que poco a poco llevan a Rothstein al abismo.
Las otras colaboraciones entre ambas estrella son New York, New York (1977) junto a Liza Minelli con quien Scorsese estaba saliendo al momento de hacer la película y que sinceramente no es uno de los mejores roles de De Niro, más por culpa de graves problemas de trama que del propio actor. Asimismo hizo Cape Fear, un papel que también muestra el genio de De Niro al convertir su cuerpo en una máquina de destrucción.
Ni la carrera de De Niro, ni la de Scorsese serían lo mismo si no hubiesen colaborado el uno con el otro. Actor y director llegaron a una simbiosis y confianza de tal magnitud que De Niro llegó a poner sus carreras en las manos de Scorsese. Por lo visto, no se equivocó.

"El enigma de Paris", de Pablo De Santis



Pablo de Santis ganó con esta novela el Premio Planeta-Casa de América de este año. Nunca he sido muy fanático de leer novelas porque hayan ganado premios, pero debo reconocer que cuando un amigo me contó de qué iba no me pude resistir a lo que prometía ser una trama cautivante.
Es el año 1889 y como parte de la Gran Exposición Universal, para la que se construyó la Torre Eiffel, se ha invitado a los doce mejores detectives del mundo a que expliquen y muestren la manera en la que cada uno de ellos practica el arte del raciocinio aplicado a los crímenes. Pero antes de que comience la Exposición uno de los detectives es asesinado y es así como comienza una carrera para ver quién puede averiguar antes el nombre del asesino.
Curiosamente quien nos lleva de la mano no es uno de los detectives, sino el asistente del único que detective que no pudo asistir por razones de salud. Entre Detectives y Asistentes se da una curiosa relación gobernada por unas normas que si bien no están escritas, han sido acordadas hace muchos años y que solo algunos de los Detectives conocen con certeza.
Confieso que la resolución me pareció rebuscada y complicada, pero como la novela es de lectura fácil la cosa se hace llevadera. Otro elemento en su contra es la presencia de una cantidad de nombres tan grande que en ocasiones se hace bastante difícil saber de quién están hablando.
¿La recomiendo? No lo se. Supongo que sí. Pero solo a gente que tiene muuuuuucho tiempo en sus manos y que puede darse el lujo de gastarlos leyendo este texto.

8/05/2007

"El año pasado en Marienbad"




En el año 1961 Alain Resnais sacó a la luz pública la película “El año pasado en Marienbad”, que se convertiría en la película por excelencia de lo que se denomina la modernidad cinematográfica (dos de cuyos máximos exponentes, Bergman y Antonioni murieron hace tan solo unos días). Esta película, amada u odiada, es una referencia que nadie que la vea podrá olvidar.
Siempre le digo a mis alumnos que esta no es una película con una trama en sentido aristotélico. No es una película que se entienda, sino una película que se siente. Decir que no entiendes esta obra maestra, es como decir que no entiendes la alegría que sientes al montarte en una montaña rusa.
Los vestuarios, diseñados nada más y nada menos que por Coco Chanel, son de una belleza desconcertante al igual que las locaciones. El tiempo está detenido. Presente, pasado y futuro se unen en una historia donde nos preguntamos: ¿ocurrió, ocurrirá o está ocurriendo?
Si bien ninguno de los dos Alain (ni el director Resnais ni el escritor del guión Robbe-Grillet) admiten ninguna fuente de inspiración, varias personas consideran que "La invención de Morel", de Bioy Casares es el origen de esta hermosa película. Thomas Beltzer intenta demostrar esto de manera bastante convincente en su artículo de la Revista Web Sense of Cinema (http://www.sensesofcinema.com/contents/00/10/marienbad.html)
Blur hizo un video (el de la canción “To the End”) inspirado en el look de este hermoso film. La película véanla completa (desde ya les digo que si consiguen una copia cómprenla y atesórenla, pues en Amazon se consiguen copias usadas de este DVD desde 120 dólares y por razones de derechos de autor no se harán más ediciones por un buen tiempo), pero aquí les dejo el video de Blur. No se lo pierdan.

8/04/2007

¡El puente es mío, el puente es mío¡



Recuerdo que hace mucho tiempo leí una crónica de José Martí, quien tuvo la suerte de estar en Nueva York cuando el Puente de Brooklyn se inauguró el día 24 de mayo de 1883. Recuerdo que el texto me impactó por la capacidad de Martí de transmitir con sus palabras la emoción que evidentemente tenía. Recuerdo que describía los cables que soportan el puente, y cuando uno se encuentra frente a esa magna obra se hace claro de dónde proviene la emoción del poeta cubano. Pero más allá de las virtudes de la estructura, sorprende la vida que tiene el puente.
El puente de Brooklyn vibra. Es una estructura que vive gracias a la diaria circulación de miles de vehículos y personas. Personas de todo tipo: Ejecutivos, estudiantes, turistas, gente que pasea lo hacen suyo diariamente, y es que provoca. Provoca sentarse y mirarlo largo rato. Provoca recorrerlo.
Una raya amarilla divide el piso superior del puente. Por un lado van los peatones y por el otro los ciclistas. ¡Y ay de aquel que se atreva a violar el espacio que no le corresponde¡ Alguien se encargará de hacerle ver su error, y probablemente la reprimenda no sea nada amable. Los gringos no parecen estar tan acostumbrado a la espontaneidad como nosotros.
Antes de visitar el puente visito lo que los neoyorquinos llaman “Ground Zero”, y que no es sino un inmenso terreno sobre el que estaban las Torres Gemelas. Es sorprendente venir de la mejor muestra de lo que es la destrucción y la muerte, para llegar a este puente que es la mejor muestra de lo que puede lograr el ánimo creativo del ser humano.
Me siento en uno de los bancos que se encuentran en el corto recorrido de Manhattan a Brooklyn. Estoy solo. No me acostumbro a ese tiempo de quien nada espera y a quien nadie lo espera. Ese tiempo del que no tiene agenda ni hora específica para llegar a casa. Pero noto las miradas envidiosas de los que recorren el puente vestidos de traje y también las miradas extrañadas de los turistas que no entienden por qué estoy solo, sentado en el Puente de Brooklyn.
Los colores son los de lo viejo. Madera curtida por el sol. Hierro pintado de gris con parches de óxido. El gris de la piedra. Huele a río y a viento. Huele a muelle. Los sonidos son los de ciudad ocupada y ensimismada. Ningún color, ningún olor y ningún sonido están de más.
Desde donde me encuentro se ve el Puente de Manhattan. Ante la inmensa estructura de madera y piedra que es el puente en el que me encuentro, esa estructura que se ve y que está hecha de hierro no tiene nada que decir. Tal vez lo que se sientan en ese puente piensan lo mismo de mí y de mi puente. Porque es mi puente. Me provoca espantar a todos los que tienen la impertinencia de usar mi puente y gritarles como el loquito de “Cinema Paradiso”. Aquel que tan pronto como anochecía, sacaba a todos de la plaza gritando “La Piazza e mia, la piazza e mia¡¡¡”

8/03/2007

La lista de las listas



Varias personas me han pedido una lista de mis diez películas favoritas, pero como yo soy muy modesto porque a mí me educaron los dominicos (aunque en lo la gula no la pegaron) pues lo que voy a hacer es darles listas que me parece pueden ser interesantes. Eso sí, la foto de esta entrada es de la mejor película de todos los tiempos: "Vertigo" de Alfred Hitchcock:

1. Las películas favoritas de Martín Scorsese
Esta es una lista muy curiosa y personal hecha por el mejor director de cine del mundo.
http://www.canaltrans.com/lalinternamagica/025.html

2. La lista de las 100 mejores películas según la AFI
Esta lista, contrario a lo que mucha gente piensa, solo incluye películas norteamericanas. Aún así merce la pena.
http://connect.afi.com/site/PageServer?pagename=micro_100landing

3. La lista de las 100 mejores películas según el British Film Institute
Igual que en la lista anterior, se restringe al país. En este caso el Reino Unido e Irlanda del Norte.
http://www.bfi.org.uk/features/bfi100/#

4. La lista de la revista Sight and Sound
Mi favorita. La hicieron críticos y directores y lo mejor es que se pueden hacer búsquedas cruzadas (quién recomendó qué)
http://www.bfi.org.uk/sightandsound/topten/

Lila y El Puma vendiendo ACE.



Si ustedes alguna vez en la vida han visto algo más gracioso me avisan.

8/02/2007

La Cuba de Osio vs. La Cuba de Padura

Por casualidad (o causalidad, prefiero no meterme en los planes del destino) he leído al mismo tiempo dos libros en los que Cuba es la protagonista. El primero es “Vientos de Cuaresma” del escritor cubano Leonardo Padura y el segundo es “Salitre en el Corazón” del venezolano Rafael Osio Cabrices. Son libros muy distintos (uno es una novela negra ambientada en Cuba y el otro es la crónica de una visita de una semana a La Habana).

A pesar de que Cuba es la protagonista de ambas obras, las diferencias se evidencian desde el principio. La Cuba que pinta Padura es la de un cubano que vive en La Habana, por lo que la narración se hace desde la cotidianidad y es el lector quien debe entresacar los aspectos que considere relevantes y curiosos, mientras que la Cuba de Osio Cabrices es la del venezolano que se sorprende de todo y para quien todo es digno de mención.

Pero en ambas algo se hace muy claro: el desgaste de un sistema que ha logrado vivir mucho más allá de su fecha de caducidad para atormentar un pueblo digno. Como venezolano ambos libros llaman a la reflexión acerca del futuro y acerca de lo que nos podría esperar. Un país donde el disenso no existe, donde pensar diferente es un crimen que se paga con el ostracismo en el mejor de los casos y con la muerte en el peor.
Estos libros, pero sobre todo el de Osio Cabrices, me hicieron recordar una amiga cubana con la que estudié en España. Se llamaba Aixa y era una bióloga muy talentosa. En una ocasión un grupo de latinoamericanos sin nada que hacer nos reunimos a comparar “castellanos”… que si como se dice esto aquí que si como se dice allá… en una de esas hablamos de eso que los venezolanos llamamos “pitillo”, el español habló de la “pajita”, el mexicano del “pototo” (o algo así) y cuando le tocó el turno a la cubana dijo “En Cuba no tenemos de eso¨. Aunque suene a un anécdota boba, en ese momento recordé dos cosas: lo inútil de muchas de las cosas que usamos a diario (ejemplo el pitillo) y que lo evidente y cotidiano de uno es lo sorpresivo y peculiar del otro.
Ambos libros son excelentes y fáciles de leer. En ambos casos por lo excelente de los autores. Pero hago aquí énfasis en recomendar a Padura por el descubrimiento que para mi significó su escritura. Novela negra caribeña. Marlowe si hubiese nacido en Cuba. Graham Greene hablando español. Todo esto y mucho más. ¿Osio Cabrices? Soy asiduo lector de su sección en Todo en Domingo y por eso no me sorprendo. Pero para quien no lo haya leído nunca: hágalo. El link de su blog está en esta página.

Violencia en el cine (parte 1 de 3)


Hay ciertos temas que requieren especial cuidado por parte de quien se ocupa de ellos pues las pasiones que despiertan son muy fuertes. En el caso del cine la violencia es uno de esos temas pues cualquier cosa que no sea condenarla y advertir contra sus peligros, es recibida con escepticismo y casi desprecio. Este artículo, primero en una serie de cuatro, se ocuparán de la violencia en el cine norteamericano desde finales de los años sesenta hasta nuestros días intentando ir más allá del discurso moralista e intentando entender ese importante fenómeno.
Lo primero que hay que decir es que no podemos meter toda la violencia que el cine representa en el mismo saco y hablar de “violencia en el cine” sin más, pues la manera en la que el cine representa este hecho ha sido variada. Una manera adecuada de analizarla es atendiendo a un concepto desarrollado por Stephen Prince con el nombre de “amplitud estilística”, la cual se compone de una relación entre lo gráfico de la violencia y su duración. A mayor duración y fuerza de la imagen violenta, podríamos decir que hay más violencia.
Siguiendo este criterio, hablaremos de tres etapas: una primera etapa que va desde los comienzos del cine (la primera película de ficción de lo que hoy llamamos cine clásico fue The Great Train Robbery (1903), que cuenta la violenta historia de un atraco a un tren), hasta la Segunda Guerra Mundial; una segunda etapa que va hasta 1967 y una etapa final, conocida como la etapa de la “ultraviolencia”.

La primera etapa es la que podríamos llamar como la etapa de la estética “agárrate y cae”, haciendo referencia al hecho de que la reacción standard de un personaje a un disparo era la de agarrarse el estómago y caer al piso. La amplitud estilística es mínima porque además de durar muy poco se caracteriza por ser poco gráfica hasta llegar al punto de que los personajes, más que morir por un disparo, simplemente se desmayaban. Otro de los elementos que dominan esta época es la creación en el año 1922 del Código de Producción y que tenía como agente que se encargaba de su cumplimiento al profundamente devoto presbiteriano Will Hays, de ahí que se le llame el “Código Hays”. Este código fue redactado por un Comité y una de sus características más importantes es que no era una ley del Estado, sino que los Estudios, previendo que el Gobierno pudiera sucumbir ante la presión que ejercían grupos conservadores de censurar las películas, decidieron regularse a ellos mismos. Este código era estricto y se componía de específicas reglas como la de tratar con “cuidado y decencia” las representaciones de habitaciones donde hubiese camas o la de que no se podía representar ningún método de cómo cometer un crimen que pudiese ser copiado.
La segunda etapa, que no duró mucho, es la que viene después de la Segunda Guerra Mundial. Los espectadores no eran los mismos de las décadas anteriores. Ya no estaban tratando con gente que nunca había presenciado un acto violento, sino con ex soldados y familias de ex soldados que comenzaban a solicitar representaciones de violencia más cercanas a la realidad. La estética de “agárrate y cáete” dejó de funcionar y poco a poco los directores comienzan a empujar la amplitud estilística hasta lograr mostrar una violencia ahora más cercana a la realidad. Pero aún hay limitaciones: la cantidad de sangre que se utiliza debe ser limitada, en la medida de lo posible los actos violentos se muestran desde lejos y el sufrimiento producido es aún poco.
Tendría que llegar un momento donde los Estudios de Hollywood han perdido su poder para que una película independiente como Psicosis (1960) haga que los americanos pierdan la virginidad. Aunque tuvo que ser hecha en blanco y negro para evitar que el color de la sangre hiciese que la película fuese prohibida, la escena de la ducha es uno de los momentos violentos más famosos de la Historia del Cine. Por primera vez se asesina a la protagonista de la película antes de quince minutos, por primera vez se acompañan las imágenes de las cuchilladas con un sonido seco que asemeja el que produce un cuchillo real y por primera vez vemos un asesinato en un baño y para más detalles en una ducha. El impacto que esta película tendría en futuros realizadores es imposible medir, y sin duda esta película abrió la puerta a los niños rebeldes de los años sesenta como Sam Peckimpah o Arthur Penn.

La tercera etapa va desde el año 1967 hasta nuestros días y comenzó con Bonnie and Clyde (1967) y The Wild Bunch (1969) cuando unos genios en efectos especiales tuvieron la idea de hacer más real el efecto de los hechos violentos. Para esto usaron condones llenos de sangre falsa que soltaban la sangre con pequeñas explosiones, lo cual lograba que el despliegue de sangre, y por lo tanto el impacto en la imaginación del espectador, fuera de una intensidad nunca antes lograda. Aunque se podría pensar que el uso de la sangre no es sino una pequeña parte, debemos entender que el cine es un medio esencialmente visual (hasta el punto de que cuando se incorporó el sonido al cine muchos de los teóricos profetizaron el fin del cine como arte, entre ellos Rudolf Arnheim) y el color de la sangre unido a su textura la convierten en algo especialmente apropiado para ser fotografiado.
A esto podemos añadir que el poder que tiene la violencia en el imaginario colectivo se debe en gran parte al efecto más importante que esta tiene, y ese efecto es el dolor. Nada evoca más el dolor en el ser humano que ver la sangre, pues esta es la prueba de que la violencia fue la suficiente para causar ese dolor. Recordemos que cuando un niño se corta en la mano no pronuncia una palabra, sino que se acerca a su padre con la mano extendida para que este vea la mejor prueba de que sus lágrimas no son exageradas: la sangre.
Comparar la violencia de un período con otra de otro período podría ser complicado, porque corremos el peligro de comparar peras con manzanas. Pero hay una manera en la que las diferencias se ven claramente: comparar películas con sus remakes. Cape Fear fue realizada en el año 1962 por J. Lee Thompson y en 1991 por Martin Scorsese. Aquí podemos ver claramente las diferencias entre una violencia edulcorada y convertida en un producto fácil de consumir y una violencia que se regocija en todo lo que la caracteriza: hace daño, hay mucha sangre y es difícil de ver. Pero veremos en más detalle ese cine de Scorsese que lo ha convertido en uno de los directores más populares de finales del siglo XX en un próximo artículo.