12/25/2007

El día que me secuestraron.


El día que Juan Pablo I fue elegido Papa (26 de agosto de 1978) me secuestraron. Estábamos en la playa y una muchacha de catorce años decidió que yo estaba mejor en su casa que en la mía. La verdad que no recuerdo mucho. Tengo algunas imágenes de lo ocurrido y en mi cabeza se mezclan esas cosas que con certeza rememoro y algunas otras que me contaron. Estábamos en Camurí Chico gozando un puyero y esta niña se puso a jugar conmigo. En un momento en el que mis padres se despistaron me tomó de la mano, y yo que no era casi regalado me fui con ella.
Recuerdo que me llevó a los vestuarios de mujeres y allí me puso una franela que por supuesto me quedaba inmensa (solo tenía cinco años). Me llevó a tomar el autobús y ahí comencé a llorar llamando a mi mamá, pero después de un rato como que se me pasó porque lo siguiente que recuerdo es entrar a la muy modesta casa de la muchacha (un ranchito en el Junquito). No recuerdo la reacción de su mamá y hermana, pero sí recuerdo que la hermana me llevó a ver unos conejos que tenían en la parte de atrás. Había que bajar unos escalones que estaban destartalados y era necesario tener mucho cuidado para no caerse.
Esa noche dormimos en una cama inmensa donde creo que estaban la que me secuestró (que según mi abuela se llamaba Laura) y su hermana. Al día siguiente me dieron de comer huevos fritos y leche en polvo. Me vistieron sabe Dios con qué ropa y fuimos a pedir cola. Yo creía recordar que de ahí me habían llevado directamente al Restaurante El Portón, pero según el diario El Mundo de ese día yo aparecí en el Centro Comercial Vista Alegre. Hasta aquí lo que yo recuerdo. Ahora lo que me han contado.
Cuando ya estaba anocheciendo mi mamá entró en desesperación porque yo no aparecía y comenzó a pedirle a Dios que apareciera mi cuerpo. Ella insistía en que yo me había ahogado pero la policía y mi papá decían que no. Aparentemente yo era muy miedoso y no me acercaba mucho al mar. Solo de imaginar la desesperación de mi madre cuando les tocó montarse en el carro sin mí, subir a Caracas con mi ropa en el bolso sin saber exactamente con quién estaba o si había muerto, me da dolor. Llegaron a casa y al día siguiente alguien llamó al Portón (el dueño era muy amigo de mi mamá y había puesto unos anuncios en la radio dando su teléfono). Y pues el resto es historia.
33 días más tarde Juan Pablo I moría. Pero que conste que en eso no tengo nada que ver.

12/22/2007

Puras Joyitas.



Puras Joyitas es el gran evento del cine venezolano. La promoción ha sido una de las mejores que he visto en muchos tiempos y el trailer realmente dan ganas de ver la película. El tío André (Jorge Palacios) contrata a la banda “Los entendidos” para robar la corona de un concurso de belleza. La idea es poner en la corona unos diamantes para que cuando la ganadora viaje a Filipinas al Señorita Universo transporte los diamantes robados con ella sin darse cuenta. Estos diseñan un plan de tal manera que puedan robar la corona justo antes del concurso, instalar los diamantes y retornarla. No cuento más porque si no revelo la trama.
Las actuaciones son excelentes. Jorge Palacios se bota con un papel que le va a la medida. El tío André es un loco de carretera que tiene dos matones: Kong (interpretado por Budú) y Bigote (Juan Pablo Raba) quienes loasen bastante bien. El líder de la banda, cuyo nombre nunca conocemos, es interpretado por Mario Cimarro y los miembros de la banda son Coqueto (Albi de Abreu), Rodilla (Miguel Ferrari) y Funboy (Erich Wildpret) quien en mi opinión da la mejor interpretación de toda la película. Pero en general todos son excelentes y sobre todo los miembros de la banda. Verlos actuar es darse cuenta de que se logró una excelente química entre todos ellos.
La puesta en escena es de primera categoría, pero el vestuario destaca por sobre todo lo demás. Se ve que se tomaron el tiempo necesario para escoger los atuendos adecuados, lo cual le da a la película una atmósfera inédita en el cine venezolano.
La dirección de fotografía es muy buena y e logra un look acode con este tipo de película. Yo diría que el punto más débil es el guión, pues hay ciertos elementos que no son desarrollados con el suficiente detalle así como algunos puntos inexplicables (¿alguien me podría explicar a qué viene eso de la cocina mantuna?).
En fin, que merece la pena verla. Es una película divertida, entretiene, está bien hecha y lo que más me gusta va más allá de muchas películas pretensiosas que se la dan de gran cosa pero no terminan de mostrar algo que merezca la pena.
César Oropeza y Henry Rivero se botaron. Felicitaciones.

12/17/2007

Navidad a lo Dior


I
"Queridas ultrafabulosas,
Soy cool. Soy insólitamente cool. A veces me miro en el espejo durante un largo lapso de tiempo sorprendido de mí mismo. Mi manera de vestir, mi manera de caminar, mi manera de saludar son antropológicamente cool. Y claro, si a este combo le agregamos mis lentes de sol Prada el resultado soy yo.
Nosotros los cool no nos preocupamos por nada (aunque esto ustedes ya lo saben). No sentimos culpa por nada. Vivimos en una especia de limbo donde reina la ironía. Pero hay que ser muy cuidadoso para no tropezar en este mundo que hace poco llamo mi hogar, porque el más mínimo desliz es castigado con penas eternas.
De verdad que no me quiero quejar ultrafabulosas mías (¿las puedo llamar ultris?), pero necesito desahogarme. Necesito contarles un problema. Se acerca la navidad y no se qué hacer. ¿La celebro o no la celebro? Ante este dilema solo puedo exclamar, como lo harían ustedes mis queridas ultris, "¡Oh, my Dior!".
Pero me estoy adelantando. Para entender este dilema debemos viajar en el tiempo y en el espacio. El viaje en el tiempo nos llevará un año atrás y el viaje en el espacio nos llevará a Caracas, Urbanización Los Ruices, un espantoso edificio llamado Irene, piso 18, apartamento 183. ¿Y para qué hacemos este viaje? ¿A quién nos conseguiremos allá? Pues a mí. Claro, a un mí distinto al que soy ahora. Es más, yo hasta diría que ese mí que era y este mí que soy no tienen nada que ver. Para que quede más claro aún usemos criterios burocráticos: el mí de hace un año en Los Ruices y el mí de hoy somos personas distintas pero tenemos las mismas huellas dactilares y el mismo número de cédula.
El yo de hace un año era un gallo. Usaba chemises por dentro de los eternos pantalones khaki. Llevaba zapatos tennis con media blancas. Y por supuesto sobre mi nariz reposaba un par de lentes de pasta negros. En fin, el propio gallo. Un día, bajando por el ascensor de mi edificio en ese interminable viaje (recuerden que vivo en el piso 18) hice algo que nunca había hecho. Me volteé y allí estaba yo mirándome y de repente vi quien era: el propio gallo. En ese instante decidí cambiar.
Me leí todas las revistas de moda, consulté todos y cada uno de los blogs al respecto (Dios las bendiga ultrafabulosas), vi a Paris Hilton una y otra vez. Poco a poco fue ocurriendo la metamorfosis. Ese espejo que se convertiría en mi aliado más importante reflejaba a alguien que me caía bien. Aunque no estaba acostumbrado a verme sin lentes (sin lentes de ver quiero decir, porque mis lentes de sol Prada nunca abandonan mi cara), con franelas por fuera, llevando las cosas que estaban a la moda me reconocía como lo que yo quería ser.
Pero poco a poco me fui juntando con gente como yo. Debo admitir que a ellos les costó un poco darse cuenta de que yo soy como ellos, pero mi perseverancia fue la clave del éxito. Hoy en día me aceptan. Pero tengo un problema ultris. He descubierto que nada se pregunta en lo que a coolness se refiere. La gente cool simplemente reconoce lo cool. Y de ahí mi pánico. La navidad se acerca y no se qué hacer. Si la navidad es cool y no la celebro entonces seré execrado, pero si la navidad no es cool y yo la celebro estoy perdido. ¡Oh my Dior! ¡Qué hago!
Siempre suyo,
Yo"

II
Compró un inmaculado sobre color marfil. Dobló la carta usando una regla de tal manera que los dobleces fuesen perfectos. Metió la carta en el sobre y se dirigió hacia la oficina de IPOSTEL que hay en La Castellana. Le pidió a la persona que lo atendía que le mostrase todos los sellos que tenía, ella lo miró extrañada. Él volvió a pedir los sellos. No se podía conformar con cualquiera, Para las súper fabulosas escogería algo retro. Un sello así como de los cincuenta, de esa época en la que todo era “cool”. Una época donde a falta de Carla Tofano, Titina Penzini y las Ultrafabulosas tenían a Pedro Estrada, que más allá de lo cuestionable de su opción moral sabía cómo vestir. Ahí estaba. Un sello de la escultura de José Gregorio Hernández que hizo la gran Marisol. Lamió el sello y se dio cuenta de lo amarga que era la pega. Pegó el sello al sobre, lo enderezó para que se viese bien y lo puso en el buzón.
Salió de IPOSTEL con su copia de “Morir de Glamour” de Boris Izaguirre debajo del brazo y caminó hacia el Centro San Ignacio. El libro parecía haber sufrido mucho debido al uso. Estaba subrayado, gastado y leído. Sin duda era un libro importante para Él. Se sentó en Café Olé y comenzó a leer. Pero concentrarse era complicado. Había que estar pendiente de quién andaba por ahí para saludar si era el caso.
-Y por sobre todo hay que estar siempre muy pendiente de lo que haces, de lo que pides en un local y de esas cosas.-pensó Él- No puedes estar en Café Olé y pedir un “conleche grande” o un “marroncito”. No. Tienes que pedir una “infusión” de alguna hierba rara que haya por ahí siempre mezclada con canela. Algo así como una infusión de extracto de bellotas con canela. Pero lo peor de todo. Pero lo que más me molesta, es que todo esto hay que hacerlo de tal manera que pareciese que no te cuesta nada. Que es algo natural. Ser “cool” no es fácil.
Y mientras se encuentra en uno de sus trances místicos acerca de lo difícil que es vivir, recuerda que se acerca la Navidad y que su status está en peligro. La última vez que estuvo tan cerca de desaparecer socialmente fue aquel día en que alguien le habló de una fiesta de un DJ que se llamaba Ferry Corsten y a él se le ocurrió preguntar quién era. Lo miraron de tal manera que tuvo que mentir y decir que sí sabia quién era.
-Ese día aprendí que pase lo que pase, tú siempre conoces al DJ. Y si tienes posibilidades de averiguar sobre él algo, el dato más importante es su puesto en el “ranking”. Una vez que lo averiguas tú le dices a la gente, “¿viste que viene el tercer mejor DJ del mundo?”
Si alguien le hubiese preguntado qué opinaba él, más allá de ser o no “cool”, acerca de la Navidad, probablemente la respuesta hubiese sido que tenía buenos recuerdos, que la recordaba con cariño y que sobre todo recordaba la sopa de pescado de su abuela, pues en su casa nunca fueron muy tradicionales en lo que a celebraciones se refería.
-Pero –siguió cavilando Él- no se trata de lo que me parece, sino de lo que es.

III
Él abrió el sobre. Sacó la carta. Se sentó en el suelo y comenzó a leer:
“Querido Tú,
¡Oh my Dior! Qué carta tan hermosa. Vas por buen camino Tú. Esa carta escrita a mano, en hermoso papel, en hermoso sobre con hermoso sello. Todo tan hermoso y por sobre todo… tan cool. Con respecto a la Navidad la cosa se puede complicar porque esa fecha está plagada de momentos y objetos tan pero tan cursis que cualquiera se puede confundir. Aquí te va nuestra guía:
1. Tú eres feo y nosotras no.
No tiene nada que ver con Navidad amigo Tú, pero no importa. Siempre es bueno estar claro en quién eres, quién es mejor que tú y quién no serás nunca. El secreto de ser feliz es conocer tu ubicación en la cadena alimenticia.”
Miró hacia la pared. Pensó y después de mucho pensar decidió hacer caso omiso de la primera recomendación.
“2. Cero ropa interior amarilla
Si te hacía falta este consejo estás mal. Muy mal. De lo last. Horrible. El amarillo es un color pavosisísimo, y además usarlo en la ropa interior un día en el que todo el mundo lo hace por razones pre-modernas como la suerte es tan pero tan last year.
Excepción a la regla: todo producto de las marcas Louis Vuitton, Prada, Dior, Carolina Herrera o afines (consultar lista) están exentos de esta regla.”
Miró a la pared. Pensó y después de mucho pensar usó su mano derecha para asomarse a su ropa interior y así verificar su color. No era amarilla.
“3. Thanksgiving siempre será superior a la Navidad.
Tú, esto es muy importante. La navidad es una fiesta menor en el calendario cool. Tienes que tender a fiestas de regiones lejanas, o misteriosas, o fiestas que celebren tus escritores favoritos. En fin, nunca debes ser ordinario. Nunca del montón.”
Mientras leía la carta Él cambiaba de semblante. La seriedad de sus gestos se acentuaba. Era posible intuir de los leves movimientos de la cara que algo lo molestaba o preocupaba. La certeza cedía su espacio a una confusión inédita.
“4. NUNCA compres cosas que están en oferta
¡Oh my Dior! Es insólito que tengamos que hablar de esto, pero por lo visto así es. Ni se te ocurra comprar ropa si el precio no es el que marcaba la etiqueta original. Este es un consejo genérico, es decir, puedes usarlo en cualquier época del año.”
Abrió las piernas sobre el piso, se apoyó en la pared, miró el techo y se quedó en esa posición durante un buen rato. Su mente estaba en blanco. No sabía qué pensar, no sabía qué decir. Para poder expresar los sentimientos, estos deben estar claros. Deben ser percibidos con claridad. Pero no era su caso.
“5. Y por último… CERO AGUINALDOS.
Qué música tan artificialmente alegre. Tan folklórica, tan de las masas, tan cotidiana, tan de lo last, tan quiero y no puedo. Debes tomar todos los CDs que haya en tu casa en los que haya algún aguinaldo, ponerlos en la batea, echarles kerosén y prenderles fuego.
Creemos que estos consejos son suficientes. Con ellos estás armado para triunfar en esa jungla que es el mundo cool. Y recuerda que por encima de todo debes ser natural, que parezca que no cuesta.
Tus amigas,

Las Ultris”

IV
Metió la carta en el sobre. Siguió sentado en el suelo meditando. Las palabras que había acabado de leer en esa carta que tanto esperaba retumbaban en su cabeza. Los consejos daban vueltas y vueltas por su cabeza. Y le dio por recordar.
Recordó la primera Navidad de la que tenía memoria. Él atado en el coche, su mamá sentada frente a él y toda la casa decorada. Este recuerdo era muy vago en todos sus elementos exceptuando en los sentimientos. Eso sí lo recordaba perfectamente. Una alegría infinita llenaba su corazón.
Recordó otra Navidad. La casa llena de gente. La abuela haciendo la sopa de pescado. Su mamá vuelta loca pegando gritos por todos lados con sus eternos nervios producto del deseo de que todo saliese perfecto. Más allá su abuelo leyendo. La mesa de los postres ya estaba montada y los olores inundaban la casa. De nuevo el recuerdo del sentimiento era lo más claro. Mucha felicidad.
Recordó otra navidad ya más reciente. En ese tiempo no vivía en Venezuela, por lo que Diciembre era la única oportunidad de ver a su familia cada año. Pero en esa ocasión el cielo decidió vaciarse de agua sobre Vargas y la venida a Caracas era imposible. Hizo todo lo posible, llamó a todas las agencias de viajes, llamó a todos sus amigos pero nada se podía hacer. El día 22 lo llamó su madre y le dio la buena noticia: había conseguido un pasaje para ir a Caracas que paraba en Lisboa y Varadero antes de llegar a Valencia para de ahí trasladarse en autobús hasta la capital. Esa navidad fue maravillosa. En medio de las desgracias de nuevo Él sólo se podía concentrar en la felicidad que había sentido al ver a toda su familia.
Recordó y recordó y recordó hasta que el recuerdo se fue transfigurando en otra cosa. El cerebro procesó todos los recuerdos y los convirtió en conocimiento certero. Él comprendió que lo mejor era tomarse un descanso del “cool”. Podría retomarlo al terminar la Navidad.
Fue a su habitación. Sacó la caja de zapatos del closet. La envolvió con el inmaculado papel que hacía meses había comprado (hay regalos que se merecen el mejor papel para su envoltura) y se dirigió a la cocina. Allá estaba su mamá limpiando frenéticamente. La miró a los ojos, le entregó el regalo y le dio un abrazo. Ella abrió la caja y salieron un deslumbrante par de zapatos negros. Por allá, por dentro del zapato y para cualquier ojo atento era posible ver la palabra “Dior”.
-Porque todos nos merecemos una Navidad a lo Dior.
Como respuesta a la despistada mirada de su madre, Él simplemente la abrazó. La abrazó fuerte. Muy fuerte.
Caracas, 2007.

12/12/2007

El pueblo es bruto.


El pueblo es bruto. O por lo menos eso dicen los chavistas. Hoy leí una entrevista hecha a Jesús Faría, miembro de la Asociación Bolivariana de Economistas Socialistas. En la misma Faría dice que “No diría que hay dudas (sobre lo propuesto en la reforma), sino desconocimiento. Teníamos que ir a una lucha importante desde el punto de vista ideológico. Estábamos proponiendo al país un modelo de desarrollo y de país, no un candidato. Si la población no entiende debidamente cuál es nuestro planteamiento, por supuesto cae fácilmente dentro de una propaganda oposicionista basada en la manipulación.” Esta entrevista fue publicada por el diario El Nacional.
Es decir, que si no entendí mal, algunos de los que la oposición no convenció de votar por el NO, ni siquiera fueron a votar por el SÍ. O sea, que hasta a los que no convencimos de votar por el NO pero aún así no fueron a votar (tres millones) dudan de si la reforma debe ser llevada a cabo o no. Lo cual sumarían siete millones de venezolanos que libremente deciden dudar que lo expuesto en esa Reforma es un proyecto viable o deseable para Venezuela. Pero ante esta devastadora evidencia de que es mejor no reformar en este momento la constitución, el Presidente Chávez sostiene que no cambia ni una coma. Y ahora viene Faría a decirnos que esos tres millones fueron manipulados por una campaña de desinformación y que “no entienden debidamente”.
No es por nada, pero qué amor a ese pueblo que reclaman representar, respetar y dignificar (coño, porque tres millones no es buruza). Porque lo que Faría está diciendo, si no entiendo mal, es que la gente es bruta.Que la gente no entiende. Que esto está más allá de su comprensión. Pero bueno, de repente a él no le enseñaron en su casa que no se dice “no entendiste”, sino “no me expliqué”. Porque le hubiera quedado mejor decir “no nos explicamos bien”. Creo que habría sonado más modesto. Ustedes dirán.

12/10/2007

¡Victoria popular!


Gracias a todos aquellos que votaron por mí o hicieron porras para que yo ganara o le dijeron a alguien que votase por mí. Efectivamente gané las elecciones, por lo que a partir de enero estaré en el Consejo Universitario de la UCAB representando a los egresados. Los resultados por orden de número de votos de las elecciones en esta instancia fueron:

Serrano Alvarez, Arturo Filosofía 167
Pacheco Cortes, Miryam J. Cs. Sociales 97
Brito Querales, Aurora Margot Cs. Sociales 85
Hernández Medina, Patricia Economía 36
Casanova Nébda Kopak, Ricardo Ing. Infor. 24
Votos Blancos 27
Votos Nulos 09

12/05/2007

Egresado de la UCAB, vota por mi.



Estimados amigos egresados de la UCAB, quisiera pedirles que voten por mi (Arturo Serrano). Me estoy lanzando a representante de los egresados ante el Consejo Universitario. Si consideras que soy dignos de tu confianza, pues solo tienes que ir a cualquiera de los siguientes lugares el día que se indica:

VIERNES 7 DE DICIEMBRE ENTRE LAS 8am Y LAS 7:30pm

La Castellana
Edificio CERPE, Planta Baja
Asociación de Egresados UCAB
frente a Café Olé del Centro San Ignacio

UCAB Montalbán
Planta Baja del Edificio Cincuentenario, salón de usos múltiples o en la Dirección General de Post Grado

UCAB Guayana
Mismo día y misma hora en todas las Escuelas.

12/04/2007

Una imagen lo dice todo.

12/02/2007

Pasó. NO me lo puedo creer. ¡¡¡¡¡Ganó el NO!!!!



Publico esto a la 1:31am

Ok. Ya es oficial. Soy optimista. Son las 11:23pm y a pesar de que el CNE no ha dado los resultados estoy dispuesto a escribir desde ya el post que publicaré en lo que se anuncien los resultados. ¡Ganó el NO! No me lo puedo creer. Por fin logramos convocar a la gente. Por fin alguien se vio identificado con el mensaje que enviaba la oposición. En gran medida el éxito de lo que ha ocurrido es gracias a los estudiantes. Gracias a excelentes estudiantes pero quiero mencionar a Freddy Guevara y a Yon Goicoechea quienes fueron estudiantes míos y de quienes me siento orgullosísimo.
De todas maneras tenemos que pensar que aunque Chávez haya perdido lo ha hecho con un altísimo apoyo si tomamos en cuenta que lleva casi ocho años en el poder. Estoy feliz. No se qué más decir. Solo que nos toca celebrar y abrazar a nuestros amigos este lunes. Chavistas incluidos por supuesto. ¡Viva Venezuela!

Yo voto, tú votas, él vota...




Ya voté. Ya cumplí con mi sagrado deber de opinar acerca de la Reforma Constitucional. Había poca gente en la cola. A diferencia de otras elecciones, vi a la gente desanimada, como fastidiada. Sinceramente me parece que la actitud de hoy contrasta con la emoción de días pasados en el sentido de que se aleja bastante del ánimo de la marcha del jueves (¡La llenamos!).
Por primera vez en muchísimo tiempo siento un genuino optimismo. Casi todas las encuestas dan como ganador al NO suponiendo que todo el mundo vaya a votar, cosa que por lo visto no va a ocurrir. Siento como si el destino de mi vida y de la vida de mi país dejó de estar en mis manos y ahora está en manos del azar. O peor aún en manos de algunos pocos que deciden cuál va a ser el resultado. Así como aquel juego de cartas de cartas que sale en la película de Alain Resnais El año pasado en Marienbad y que uno de los personajes siempre gana pase lo que pase. Estamos en El año pasado en Marienbad y Chávez es ese personaje.
Lo importante es no perder los ánimos. Esta pesadilla no va a durar toda la vida. En algún momento terminará ya sea hoy o en algunos años. Hay que seguir soñando un país mejor, con un modelo económico sustentable y solidario, donde todos quepamos de verdad, donde mis ideas no sean solo “respetadas”, sino además tomadas en cuenta. Donde no sienta cada vez que voy a un órgano que estoy de más y que no debería estar ahí. En fin, que voté y me siento bien por haberlo hecho. Solo el tiempo dirá para qué voté.

11/23/2007

Egresado de la UCAB, vota por mi y por Jane



Estimados amigos egresados de la UCAB, quisiera pedirles que voten por mi (Arturo Serrano) y por Jane (Jeaneth Fernández). Ambos nos estamos lanzando a representantes de los egresados. En mi caso al Consejo Universitario (cualquier egresado de la UCAB de cualquier año puede votar por mi) y en el caso de Jane al Consejo de Escuela de Educación (cualquier egresado de la Escuela de Educación de cualquier año puede votar por ella). Si consideras que somos dignos de tu confianza, pues solo tienes que ir a cualquiera de los siguientes lugares el día que se indica:

VIERNES 7 DE DICIEMBRE ENTRE LAS 8am Y LAS 7:30pm

La Castellana
Edificio CERPE, Planta Baja
Asociación de Egresados UCAB
frente a Café Olé del Centro San Ignacio

UCAB Montalbán
Planta Baja del Edificio Cincuentenario, salón de usos múltiples o en la Dirección General de Post Grado

UCAB Guayana
Mismo día y misma hora en todas las Escuelas.

11/19/2007

La felicidad según Alexey.


Se supone que los profesores enseñan a sus alumnos. Pero de vez en cuando los alumnos lo enseñan a uno. ¿Qué es la felicidad? Esta pregunta ha dado pie a los filósofos para que escriban una paila de libros. Pero Alexey lo tiene clarito.

"La gente se enrolla mucho, pero el que sí sabe qué es la felicidad es JUAN ROMÁN RIQUELME..... cuando hace un gol en la cancha del adversario se pone las manos en la orejas porque quiere escuchar..... cuando está en su cancha, jugando como local quiere escuchar la ovación… y cuando está en la cancha contraria es para escuchar el silencio de la derrota del oponente. Eso es la felicidad."

11/18/2007

La sonrisa de Buda


"Un discípulo le pregunta a Ramakrishna:
-Maestro, en cada país, en cada templo, las esculturas que representan al Buda son diferentes. ¿Esto le molesta?
-No -le responde Ramakrishna-. Si bien es cierto que son diferentes , todas ellas muestran la misma sonrisa. Y eso es lo esencial"
Sacado del libro de Alejandro Jodorowsky, "Cabaret místico" (Madrid: Siruela, 2007), página 145.

Y yo me pregunto... ¿Acaso no ocurre lo mismo con Dios? ¿qué importa que cada quien lo represente a su manera? ¿unos como un ente sin mayor especificación, otros como una figura humana, otros como una trinidad? Siempre le digo a mis alumnos que un orador inteligente adapta su discurso al auditorio. ¿No sería por lo tanto lógico pensar que Dios, en su infinita inteligencia, se le manifiesta a diversas personas de diversas maneras?

11/15/2007

Oda en prosa a Titina Penzini


En el mundo hay demasiada gente, y eso es un hecho indudable. De aquí la imperiosa necesidad que sienten muchos acerca de destacarse, de ser distintos,. De que se les reconozca. Lo que nos hace individuos son precisamente los elementos que nos diferencian y no los que nos igualan. Pocas personas triunfan en este intento de destacarse, pero siempre hay algunos que lo hacen y que se convierten en modelos para el resto del mundo. Son esas personas que no pertenecen al montón de los que no quieren ser del montón (como diría Mafalda), sino que efectivamente han logrado que aquellos elementos que los diferencian sean reconocidos por muchos.
Una de estas personas que ha logrado triunfar en esa batalla con el anonimato de la masa es Titina Penzini. La primera vez que supe algo acerca de ella fue leyendo “Fetiche” de Boris Izaguirre, en donde cuenta algunos episodios que vivieron él y Titina en la legendaria discoteca Studio 54. Después comencé a escuchar su programa en la Radio del Ateneo, donde entre lo profundo y lo banal lograba cautivar a la audiencia.
Si alguien me pidiese, en una encuesta al estilo de la Revista Vanidades, que definiese a Titina en un palabra, creo que esa palabra sería cool. Según Dick Pountain y David Robbins en su libro “Cool Rules. Anatomy of Cool” (London: Reaktion Books, 2000), págine 26 cool es:
“…una actitud o personalidad que ha emergido en diferentes sociedades y durante diferentes épocas históricas y que ha servido variadas funciones sociales, pero que sin embargo tiene ciertos elementos que lo definen y lo hacen reconocible y que es una combinación de tres elementos de la personalidad de una persona: narcisismo, indiferencia irónica y hedonismo.”
Algunos podrían pensar que esta definición hace ver a una persona cool como alguien a quien no le importa nada sino su propio placer, pero esto no es así. Las personas cool han tenido roles importantísimos en la historia del mundo, pues son estos personajes quienes hacen que el mundo avance al no sentirse identificados con una época en particular, sino que desde esa “indiferencia irónica” buscan a su alrededor en cualquier época histórica para conseguir lo que más se adapta a sus necesidades y a las del grupo al que pertenecen.
Y ese hedonismo del que se habla, no se construye desde el egoísmo, sino que es un intento de convertir al mundo en un mundo mejor donde cada uno de nosotros, de acuerdo a nuestras posibilidades y gustos pueda disfrutar la vida. Es un intento e que todos entendamos aquello que predicó Sartre hasta el cansancio: somos dueños de nuestra vida, somos los guionistas de nuestra película.
Titina Penzini es no solo cool, sino que además es una persona generosa que no niega a aquel que lo necesita un poco de ese “coolness¨ que ella emite por los poros como si fuese tan natural. Desde su programa de radio, desde sus tiendas, desde sus fiestas, desde su labor de DJ nos regala a cada uno un poco de ese mundo que está reservado a unos pocos. Y no me refiero aquí a cuestiones de clase social, sino de coraje. Titina vive en mundo reservado a los pocos que se atreven a vivirlo.

11/05/2007

Ojalá...

10/31/2007

La Parada de las Estrellas



En una ocasión, hace aproximadamente tres años, tuve la oportunidad de ir al Palacio de Miraflores para buscar unos libros de Ediciones de la Presidencia de la República. Recuerdo que el símil que se me ocurrió para explicar lo que vi fue Lourdes. Haciendo la cola para que el guardia de Honor que daba información estaba compuesta por embarazadas, tullidos, ciegos, sordos, gente de la tercera edad, gente muy pobre y todos ellos (y debo decir que yo no era la excepción) estábamos haciendo cola para pedir algún regalo.

Pues ahora Miraflores pasó de ser Lourdes a convertirse en la oficina de Lew Wesserman, aquel legendario representante de las estrellas que tenía entre su clientela gente de la talla de Alfred Hitchcock. Por allí han pasado Sean Penn, Kevin Spacey y ahora Naomi Campbell. Ha bastado y sobrado que Chávez hable mal de George W, Bus para que la Parada de las Estrellas (parafraseo el nombre de una insólita película de Todd Browning, mismo director de la “Drácula” protagonizada por Bela Lugosi) haya comenzado.

Aquí vienen a rendirle pleitesía al hombre que ha tenido la valentía de pararse frente al mundo a decir que Bush era el diablo. Hace poco tuve la oportunidad de ir a Estados Unidos y me quedé de una pieza al ver cómo me felicitaban por tener un presidente que estaba loco pero que tenía una clara percepción de quién era Bush. Y yo me preguntaba: ¿eso quiere decir que si Franco hubiese hablado mal de Hitler eso lo hubiese convertido en un inteligente analista político?
Y que conste que no estoy defendiendo a Bush. Me parece un tipo impresentable, pero desde luego no creo que decir que es el diablo me convierta de la noche a la mañana en un científico político. Creo que hace falta un poco más de eso.
En fin, que a pesar de todo esto me encanta esta Parada de las Estrellas porque dentro de todo le da algo de glamour a Miraflores. Si se vale pedir, me gustaría que vinieran Anthony Hopkins, Quentin Tarantino, Martin Scorsese y ya que estamos en esto de pedir pues John Waters. Solo de imaginarme a Chávez con Waters ya se me alegra el día.

10/18/2007

La sonrisa de Elliot


Tan pronto como posó sus ojos sobre los de él supo que lo amaría por el resto de la vida. Estaba sentado en el piso con las piernas cruzadas. Si hubiese pasado rápido por el boulevard lo más probable es que no lo hubiese visto. Entre los cientos de buhoneros que vendían pantaletas, interiores, bisutería, franelas y juguetes se encontraba él. Su piel era morena, su cara alargada con una barba perfectamente delineada, una franela blanca y unos pescadores de mezclilla. Frente a él había un cartel en el que se podía leer: “Poemas de amor. 10.000,00 Bs.”
-Eso es trampa
Fueron las primeras palabras que atinó a decir. Unos segundos antes hubiera pensado que nunca se atrevería a cruzar una sola palabra con él. Las personas que a uno le gustan suspenden las capacidades básicas como el habla. Pero por suerte en este caso no hizo falta pensar en qué decir. El comentario salió de manera muy natural por la impresión que le había hecho pensar en lo absurdo de que alguien cobrase por un poema de amor que se suponía tenía la intención de servir como regalo a la persona amada.
Como única respuesta obtuvo una sonrisa. Pero claro, cuando se habla de sonrisa uno podría pensar que se trataba de una de tantas. No era así. Nunca había visto a nadie sonreír con tanta amplitud y generosidad. Nunca había sentido una sonrisa así. Porque esta era una de esas sonrisas que no se ven, sino que al igual que las caricias se sienten.
-¿A qué se refiere?
-A los poemas de amor.
-¿Los poemas de amor son trampa?
-No, trampa es que tú le escribas los poemas de amor a los demás.
-¿Por qué?
-Pues porque se supone que la poesía es algo que sale de dentro. Y esa persona a quien se la escribes supone a su vez que lo que se dice en la poesía es acerca de ella. Y se supone que un poema de amor es un asunto íntimo entre dos.
-Muchas suposiciones, ¿no te parece?
De nuevo la sonrisa. De nuevo esos segundos donde queda todo suspendido. De nuevo ese sentir como si algo que ves también te toca. Pero es más bien puro efecto. Es como la caricia pero sin la caricia. Solo queda esa emoción y erizamiento que ella produce. Unos segundos. No sabe qué responder. No es común que se quede sin palabras. Siempre se puede confiar en su elocuencia. Nunca le había pasado antes. De repente, al igual que antes, las palabras surgen solas.
-Supongo que sí.
De nuevo, la sonrisa.
De nuevo, unos segundos de incómodo silencio. Pareciera que la perfecta simetría de las conversaciones se hubiese roto y le tocase el turno de hablar. Al menos eso parecía decir la cara del personaje sentado en el suelo con las piernas cruzadas con esa sonrisa y esa cara que delataba expectación.
-¿Cómo te llamas? – Atinó finalmente a decir, dándose cuenta de que a falta de una conversación más profunda las presentaciones eran el perfecto tema de conversación en una ciudad del trópico donde no se podía usar el comodín de “bonito día, ¿verdad?”
-Elliot.
-Tú no eres de aquí, Hablas como cantante de reaggetón -dijo, antes de poder darse cuenta de que el comentario podría haber sido tomado como un insulto. Pero ahora, al placer de la sonrisa al que comenzaba a acostumbrarse, se unía el alivio de que esta parecía decir que no lo había ofendido.
-Soy de Puerto Rico.
-¿Y cómo terminaste en Caracas?
-Por amor.
-Por supuesto. ¿Qué más te podría haber traído a Caracas? ¿Y ese amor sigue en tu vida?
-No.
Ya no había sonrisa. Su facilidad de leer a las personas le decía que había tocado un tema tabú. Parecía otra persona.
-¿Y siempre has sido poeta? –Sabía que siempre se podía confiar en la vanidad de los escritores. Cuando se está frente a un escritor y no se sabe qué decir, lo mejor es preguntarle sobre él o sobre su obra. “Dejemos de hablar de mí y hablemos de mi obra”, recuerda haber oído una vez en una película. Detrás de esa frase se escondía la mayor de las verdades. El escritor es un vanidoso que debe ocultar su vanidad. Recordaba la anécdota de un hombre que fue a visitar a Víctor Hugo, quien había decidido apartarse de la sociedad para “vivir como un campesino”, y cuando ya se acercaba a su casa le preguntó a un vecino si era probable que cuando llegase, el Maestro estuviese sembrando u ordeñando una vaca; a lo que el vecino respondió: “Si sabe que usted viene, lo más probable es que sí”.
La sonrisa de Elliot le dijo que no se había equivocado. De nuevo resplandecía en su cara y de nuevo el tiempo pareció detenerse. Ahora era él quien parecía haberse quedado sin palabras. Después de unos segundos, le respondió:
-Siempre. No recuerdo un momento en el que no hubiese sentido esta necesidad que me quema por dentro de expresar lo que siento. El único problema es que no tenía las herramientas para expresarlo, por lo que siempre fui un joven rebelde. Esa pasión que me quemaba y que no tenía manera de salir de mí me convertía en una persona amargada y crónicamente frustrada. Era como tener la certeza de que tienes una misión y a la par saber que no puedes cumplirla. Pronto me convertí en un estorbo en mi casa y es ahí cuando decidí irme a vivir a Nueva York. Pensaba que desde la soledad se haría más llevadero eso que sentía.
-¿Y fue así?
-No y sí. No se hizo más llevadero, pero un día compré un libro de poesías de Cernuda y fue ahí cuando descubrí que mi destino era ser poeta. Comencé a escribir poemas el mismo día que leí ese primer libro. Al principio no eran sino copias malas del mismo Cernuda, pero poco a poco he ido descubriéndome. No digo que sea el mejor poeta del mundo, pero por lo menos he logrado que eso que llevaba por dentro saliese de mí. Creo que puedo decir que he exorcizado mis demonios. Han salido de mí, y ahora atormentan a otros.
La sonrisa se convirtió en risa. La modestia vanidosa del escritor que pareciese que tiene la obligación de menospreciar su obra. Esos ojos que le habían dado la certeza de amor eterno ahora estaban encendidos y le invitaban a unirse en esa risa absurda.
Decidió que era más prudente no preguntar acerca de las circunstancias de su viaje a Caracas. Cuando se preguntaba si la conversación había terminado y si ese amor eterno se convertiría en un asunto de uno, él rompió el silencio.
-Y sigue hablándome de eso que dices acerca de que es absurdo que venda poemas de amor.
-Bueno, solo decía que no le veo mucho sentido a que alguien regale unos poemas que no escribió.
-Una vez le escuché a un escritor que los poemas no son de quien los escribe, sino de quien los necesita.
Esta frase le hizo recordar su infancia. En su casa, escondido detrás de muchos oros libros, había un gran tomo de color verde en cuya portada se podía leer “Poesía Universal”. Cada cumpleaños, Día de la Madre, Navidad o cualquier otra ocasión que lo mereciese sacaba el libro de un cajón donde había decidido esconderlo para ocultar su crimen y con una letra de colegio privado transcribía el poema que más se adecuaba a la ocasión. Gracias a la ignorancia de la mayoría de los miembros de su familia había logrado alcanzar la gloria literaria en el pequeño círculo que componían sus padres y tíos. Este sistemático engaño había logrado que todos pensasen que se dedicaría a la escritura. Pero no fue así. Un día dejó de escribir poemas y todos pensaron que las dotes literarias habían desaparecido con la pubertad, pero en realidad el que había desaparecido era el libro en una mudanza. “Los poemas no son de quien los escribe, sino de quien los necesita”, repitió para sí.
-¿En qué piensas?
-En nada. Solo recordaba.
-¿Por qué no lo pruebas?
-¿Qué cosa?
-Pues a que te escriba un poema para tu amor. Solo tienes que contarme las circunstancias de ese amor y yo te escribo el poema. Son solo diez mil bolívares. Bueno, a menos que no tengas a quien darle el poema. ¿No amas a nadie?
-Sí –respondió sin dudarlo un segundo.
Elliot sacó un cuaderno y un lápiz y se dispuso a escribir en él.
-Ok. Cuéntame acerca de esa persona.
Le contó todo. Le contó que lo había conocido en la calle. Que tan pronto como lo había visto había tenido la certeza de que lo amaría por siempre. Le contó acerca de sus ojos y acerca de su barba y acerca de su cara alargada. De cómo ese amor estaba destinado a ser no correspondido. Pero sobre todo le contó de su sonrisa. De cómo el tiempo se detenía cada vez que esa sonrisa aparecía. De cómo nunca había visto algo parecido. Que su facilidad con las palabras era inútil ante esa sonrisa.
Elliot terminó de escribir en el cuaderno y le dijo que pasase una hora después. Le pagó por adelantado. Se fue a dar un paseo. Tomó un café. Fumó uno y mil cigarrillos. Vio ropa en las vidrieras. Después de una hora regresó.
No estaba allí. Pensó que se había equivocado de lugar, pero era imposible saberlo pues en el caos de los buhoneros es difícil ubicarse. Después de unos minutos decidió que lo mejor era irse. Comenzaba a oscurecer y el boulevard no era un lugar seguro. Cuando ya se alejaba, un niño sucio y descalzo se acercó y le preguntó.
-¿Es usted la persona del poema?
-¿Perdón?
-Ah pues, que si es usted la persona que encargó un poema.
-Sí, soy yo.
-Tome.
En sus manos estaba un sobre blanco. Lo tomó, le dio algo al niño y miró su alrededor. ¿Habría tenido que irse? ¿Por qué no se lo había dado en persona? No sabía si abrir el sobre o no. Después de todo lo había pagado. Y si los poemas eran de quien los necesitaba, era sin duda suyo. Sacó el papel, lo desdobló y comenzó a leer:
“La sonrisa de Elliot
por Elliot…”
De sus ojos salió un lágrima. Siguió leyendo.

Caracas, 2007.

9/28/2007

La crisis de identidad de Cocosette



Dedicado a Male y Jane, “Susy girls” irrecuperables y a Marianne, que si bien no come galletas me regala los Cocosette.


Las crisis de identidad son cosas íntimas y personales que a nadie afectan sino al susodicho criseado. Las hay de todos tipos: crisis de identidad sexual, crisis de identidad profesional, crisis de identidad personal, crisis de identidad a secas. Hasta aquí todo bien. Cada quien con sus crisis. ¿Pero qué ocurre cuando a un icono de la cultura le da una crisis de identidad y quiere parecerse a otro icono? Eso está pasando en Venezuela.
Todos los que hemos crecido en Venezuela podemos ser de dos tipos: los Cocosette o los Susy. Cada uno de nosotros tiene una cercana y casi pornográfica relación con estas galletas. O te gusta la una o te gusta la otra. Yo soy, sin duda, un tipo Cocosette. Y esto no es algo intuitivo o meramente sensorial. Yo les puedo dar razones de por qué me gusta más los Cocosette. Lo siento por los Susy Boys o las Susy Girls, pero ontológicamente hay razones para preferir el Cocosette:
1. Sabe a coco, que es uno de los regalos que los dioses nos dejó a los venezolanos (sí, ya se que el cacao también, pero eso sin leche y azúcar es amargo así que no se cuenta. Lo rico no es el cacao sino el preparado que se hace con él. El coco lo supera).
2. El relleno es muy blandito, lo que quiere decir que las galletas pueden ser separada e irnos comiendo la galleta por partes y de esa manera alargar el indescriptible placer que produce.
3. La galleta es morena y no parece un alemán tísico como el Susy.
Bueno, uniendo la idea del primer párrafo con el resto de esta entrara quisiera contarles de una horrenda crisis de identidad que le dio a Cocosette y que me lleva por la calle de la amargura. Me está afectando mucho y me pregunto, ¿hasta cuándo vamos a permitir esto? Recuerdo que Boris Izaguirre cuenta en ese delicioso libro que es “Morir de Glamour” una ocasión en la que se encontró a la señora que vendió Toddy a una empresa extranjera que a su vez le cambió el logo. Tan pronto como la vio la acusó de traición a la patria y de haberle causado un trauma irresoluble. Pues así ando yo.
La crisis de identidad de Cocosette comenzó un día en que mi amada galleta decidió que no estaba contenta con su tamaño. ¿A quién se le puede haber ocurrido que el Cocosette pudiera ser algo distinto a los eternos 10cm que siempre hemos disfrutado tanto? Pues bien, ella tuvo su crisis de identidad de altura y decidió cambiar. Se puso grandísima y encima decidió ponerse el pretensioso apellido MAXI.
Ok, hasta ahí aguanté. Pero la cosa anda mal. El imperialismo está penetrando nuestras fronteras a pesar de los intentos de nuestro adalid de la justicia tropical y líder de la Revolución Hugo Rafael. Amigos, quiero denunciar algo imperdonable. ¡¡Cocosette se quiere parecer a Oreo!!

Han sacado una espantosa galleta a la que llaman “Cocosette Sándwich” y que no es más que Cocosette disfrazado de Oreo. Esto no puede continuar. Tenemos que hacer algo. Hagamos una campaña. ¡¡No a la crisis de identidad de Cocosette!! Es más, exijo que se regrese al tamaño de 10cm de la Cocosette de toda la vida. ¡¡Ni un paso atrás!!

9/27/2007

El mundo pop de Quentin Tarantino (SI NO HA VISTO "DEATH PROOF" LE ADVIERTO QUE HABLO DE ALGUNOS DETALLES DE LA TRAMA)


Tarantino nació el 27 de marzo de 1963 en Knoxville, Tennessee. Cuando tenía dos años su madre se mudó a Los Angeles. Su primera vocación fue la de ser actor, por lo que decidió cambiar su nombre por de su padre biológico, pues hasta el momento había usado el de su padre adoptivo. En el año 1983 comenzó a trabajar en una tienda de alquiler de videos Manhattan Beach. Según el propio Tarantino este lugar fue su escuela de cine. El lugar donde lo aprendió todo. Esto hace que su gusto sea ecléctico y que vaya desde las más refinadas obras del cine clásico hasta las series de televisión o las películas de Kung-Fu.
Escribió los guiones True Romance y Natural Born Killers y que por falta de dinero para ser producidos dirigirían otros. Con el dinero que obtuvo de la venta de estos guiones, más una ayuda que consiguió para él Harvey Keitel logró dirigir Reservoir Dogs (1992), que lo convertiría en toda una celebridad en el mundo del cine independiente.
Pero la película que lo catapultaría a la fama sería Pulp Fiction (1994). Los medios de comunicación y los políticos conservadores inmediatamente salieron a condenar esta película por su exagerada violencia. Pero lo que más miedo les daba no era tanto la violencia en sí, sino la reacción de la gente a la película. A diferencia de las películas de Martin Scorsese, cuya violencia es terrible, real y cercana en este caso la violencia era llevadera, ficticia y lejana. Era un violencia que no producía ese efecto de disgusto y rechazo, sino que la respuesta típica de la audiencia era la risa.
El único fenómeno parecido a la violencia tal como la muestra el cine de Tarantino son las comiquitas violentas al estilo Tom & Jerry. Son productos audiovisuales violentos destinados a niños que a pesar de su alto contenido de violencia no produce el efecto del que hablábamos en una entrega anterior sobre Scorsese, sino que al contrario todos ríen. El origen de este efecto es el hecho de que la violencia en Tom & Jerry no tiene efectos reales. La realidad de la violencia audiovisual es medida dependiendo del efecto que esta tiene en el sujeto sobre el que se ejerce esa violencia.
En el caso de Tom & Jerry el efecto nunca produce la muerte, no hay sangre como resultado de ella y la víctima siempre termina igual que al comienzo sin un solo rasguño. Jerry le lanza un yunque a Tom desde la azotea de un edificio alto. El yunque cae sobre la cabeza de Tom, pero en vez de matarlo o hacerlo sangrar lo convierte en un acordeón que al moverse produce el sonido de este instrumento musical.
En el caso del cine de Quentin Tarantino ocurre lo mismo. En una de las más famosas escenas de Pulp Fiction vemos que Vincent (John Travolta) va en el puesto del copiloto mientras Jules (Samuel L. Jackson) conduce. En el puesto trasero va Marvin, a quien Jules se voltea a peguntarle algo con la pistola en la mano y el dedo en el gatillo. Por un rato vemos la pistola, la cara de Marvin y nos imaginamos que algo va a ocurrir. El auto cae en un hueco y por error Vicent dispara asesinando a Marvin manchando el inmaculado Cadillac blanco.
Estamos lejos del mundo de Scorsese donde las muertes eran productos de asesinatos con causas. Estamos lejos del mundo donde los asesinos tienen razones para matar y entramos ahora en el mundo de lo accidental. Una vez asesinado Marvin comenzamos a entrar en ese extraño mundo donde los efectos de la violencia no son los mismos del mundo real. Jules se voltea y comienza a gritarle a Vincent por haber manchado el carro. En ningún momento se habla acerca del hecho moral de haber asesinado a alguien. Todo el tiempo se habla de limpiar el carro y de hecho, cuando aparece The Wolf (Harvey Keitel) toda la trama fluye en torno al hecho de limpiar el carro y limpiarlos a ellos. La sangre en las películas de Tarantino no es, como habíamos visto en el cine de Scorsese, algo que limpia sino algo que debe ser limpiado.
Tarantino aleja siempre su violencia de la realidad y se sumerge más bien en una violencia ficticia que tiene un propósito meramente estético. “Para mi la violencia es un asunto totalmente estético. Decir que no te gusta la violencia es como decir que no te gustan las escenas de baile en las películas de Minelli”.
Este alejamiento de la violencia real hace que los espectadores presencien la violencia desde un puesto de seguridad donde sabe que lo que está viendo es ficticio y que no le puede hacer daño. El humor al estilo Tom & Jerry y que ya vimos cómo usa en Pulp Fiction se repite en Kill Bill I y Kill Bill II donde podemos ver escenas como la que ocurre en el bar “House of Blue Leaves”, donde haciendo uso de una exagerada coreografía kung-fu vemos cómo La Novia (Uma Thurman) logra derrotar a más de doscientos guerreros dejándolos a todos tirados en el piso. Este uso coreográfico y exagerado de la violencia de nuevo nos hace ver que esta es irreal y que estamos seguros. Que no hay nada de qué temer.
La nueva película del enfant terrible de Hollywood, Death Proof (2007) deja esta seguridad muy clara. Aquí, como en ninguna otra de sus obras, vemos la intención de Tarantino de hacer que los espectadores se sientan seguros. En este caso desde el nombre (que traduce “A prueba de muerte”) vemos la intención de la que hablamos.
La trama es sencilla. Stunt Man Mike (Kurt Russell) lleva a muchachas en su carro y les explica que es un carro especial. Que su trabajo es doble de cine y que por lo tanto está diseñado de tal manera que pase lo que pase es imposible que mueras. Que es un carro “a prueba de muerte”. Pero lo que las mujeres no saben es que el único puesto desde el que se puede disfrutar este privilegio es el del conductor. Stunt Man Mike disfruta chocando el carro en aparatosos accidentes en los que no puede morir. Desde el puesto de absoluta seguridad puede presenciar de primera mano cómo las muchachas son destrozadas por el accidente sin tener que sufrir con ese hecho. Es el puesto perfecto. Es el puesto que construye Tarantino par que desde él veamos todas sus películas.
Pero además de la violencia debemos recordar que el cine de Tarantino es lúdico. Ver las películas de este artista es pasar un buen rato. Este es uno de esos directores que ha logrado rescatar el placer de ir al cine sin comprometer su integridad de artista y sin tener que hacer productos de baja calidad para una audiencia masiva. Es un artista que tiene su mano puesta en el pulso de sus espectadores. Después del fracaso de taquilla que fue Jackie Brown (1997) logró salir airoso y recuperar su prestigio con la maravillosa Kill Bill. Ver una película de Tarantino ha sido y muy probablemente seguirá siendo todo un placer.

Uma Thurman: La musa de Tarantino


Desde que Uma Thurman hiciera el papel de la hermosa Mia Wallace en Pulp Fiction (1994) su imagen estaría inevitablemente unida a la de Quentin Tarantino. Si bien Thurman tiene una dilatada carrera como actriz más allá de su relación con este director, sus papeles más impresionantes y los que han quedado en el imaginario colectivo son los que ha hecho con Quentin Taratino. Mia Wallace y La Novia son personajes que ya forman parte de la cultura pop contemporánea y de lo que se llama el mundo del “cult film”.
La simbiosis que han logrado estos dos artistas va más allá de la simple relación actor y director. Si prestamos atención y vemos el nombre del guionista de Kill Bill veremos que es un misterioso personaje llamado Q&U y que no es otro que Quentin y Uma. Ambos escribieron el guión y este es un niño que debe a uno tanto como al otro. Inclusive el rodaje tuvo que pospuesto por algunos meses pues Uma Thurman quedó embarazada. El estudio y los financistas presionaron para usar otra actriz (después de todo en el contrato se especificaba que si ella quedaba embarazada acedía a no representar ese papel), pero Tarantino se negó. Para él no había otra opción y Kill Bill I (2003) y Kill Bill II (2004) le terminarían dando la razón. La Novia es un personaje creado por Uma para ella misma. Ela conocía sus movimientos, su tono de voz, su manera de caminar y respirar. En fin, ella era La Novia.
Cuando se le preguntó a Tarantino la razón de su empeño en que Uma hiciese el papel redpondió: “Era mi película ‘Joseph Von Sternberg’. Si fueras Joseph Von Sternberg, estuvieras a punto de rodar Marruecos, y Marlene Dietrich se quedara embarazada, ¿qué harías? ¿Rodarías con otra actriz? Por supuesto que no.”
Si bien no hay ningún proyecto anunciado para hacer en conjunto, podemos suponer que esta colaboración será larga y fructífera. Si usamos el símil de Tarantino acerca de la relación que ellos tienen y la de Sternberg/Dietrich y vemos que estos últimos llegaron a hacer seis maravillosas películas juntos nos damos cuenta de que lo más probable es que podamos disfrutar en el futuro más cercano de una nueva entrega de Q&U. Más allá de lo que depare el futuro, el presenta ya es suficiente para colocar a esta pareja como uno de esos dúos que están condenados a pasar a la historia.

9/12/2007

Reflexiones ingenuas acerca del poder



Eso de tener poder debe ser muy sabroso. Lo digo porque aquellos que lo ostentan raramente quieren separarse de él. Ahora bien, el poder es una cosa curiosa pues si bien todos sabemos que lo queremos, nadie puede admitir que lo quiere. Es algo así como u a especie de mala fe generalizada.
Si alguien demuestra que quiere poder o que quiere conservarlo entonces se jodió, porque todos emepazarán a verlo sospechosamente. Es por eso que se inventa eso de “No soy yo quien lo quiere sino mi gente” o “No, si a mi no me importa que no me renueven el cargo”. Yo de verdad que no entiendo cuál es el problema de admitir que a uno le gusta el pode. Supongo que es así como admitir que uno se masturba: todos lo hacemos, todos sabemos que todo el mundo lo hace pero si te preguntan dices que no.
Otra cosa que tiene el poder es que es igualito a la mierda: se pega. Aquellas personas que están con los poderosos en cierta manera son poderosos. Y mientras más cercano estés pues más poderoso eres y mientras más confianza muestres con quien ostenta el poder más poder obtendrás.
Siempre me ha pasado que he admirado a aquellas personas que logran hacer con facilidad lo que a mi me cuesta como comer sano, o hacer ejercicio o no echar tantos chismes. Pues si hay alguien a quien yo admire es a la persona que resiste la tentación de ejercer su poder de tal manera que se le note ese sentimiento de superioridad, de sentirse EL elegido, el que tiene poder porque tiene que tenerlo.
Por supuesto toda esta reflexión debe terminar con lo que yo llamo la “reflexión Emparan” y que se refiere a que toda reflexión sobre el poder siempre debe terminar con l aclaratoria del autor de que él o ella no quiere poder (se llama Emparan por aquel Capitán General de Venezuela del cuento del balcón en lo que hoy se llama la Plaza Bolívar en la que a las negativas del pueblo de que él siguiera ejerciendo su poder , respondió “No quiero mando”). Pues bien, lo digo: no quiero mando. Se los regalo. Soy muy flojo. Da mucho trabajo. Pero no soy santo, hay otras cosas que quiero, y que las quiero muchísimo. Pero acerca del dinero y de la fama hablamos otro día

8/31/2007

El maletín, Antonini y Tarantino.


Si yo hiciese una película basada en el maletín con los 800 mil dólares (dólar más, dólar menos) que llevaba Antonini contrataría a Quentin Tarantino quien sabe mucho del negocio de maletines. Ya en “Pulp Fiction” logró que toda la trama de la película circulase alrededor de un maletín cuyo contenido todos desconocemos.
Creo que la imagen de John Travolta recuperando el maletín de Marcelus Wallace y abriéndolo para encontrarse con que su contenido proyecta una hermosa luz verdosa es una de las más memorables del cine de los noventa. Nunca olvidaré la cara de Travolta cuando abre ese maletín. ¿Qué había en el maletín de Marcellus Wallace? Se ha convertido en una de las preguntas cuyas respuestas son más codiciadas por adictos al cine.
Ya tenemos al director, ahora vamos al protagonista. Para hacer el papel de Guido Antonini contrataría a John Goodman. Pero eso sí, así como está ahora de gordo. Ni un kilo menos, Es que ya me lo imagino cuando haga la escena en que los argentinos descubren los dólares y el suda que te suda que te suda y esa luz maravillosa verde del maletín reflejándose en la cara de quien consiguió el dinero. Al tipo que consigue el dinero lo haría yo mismo, más que nada para figurar y porque me la doy de héroe.
Lástima que las comiquitas no existan, porque si existiesen contrataría al Sr. Burns de Los Simpsons. Le quedaría demasiado bueno porque además son igualitos. Pero a falta de ese señor, creo que John Turturro haría un buen papel. Coño, es que ya lo veo clarito diciendo que PDVSA es “Red, very red” (porque claro, la película sería en inglés).
La música pues si no se hubiese muerto la haría Bernard Herrmann, pero en vista de que se murió le vamos a decir a Alberto Iglesias (el que hizo la banda sonora de “Todo sobre mi madre”).
Y finalmente el papel de Chávez lo haría Djimon Hounsou. Yo se que Chávez no es negro, pero es que este actor es idéntico a esos afiches inspirados en la Revolución Cultural donde aparece Chávez sin la panza y papeado.

8/30/2007

Separados al nacer.


Hoy me percaté de un parecido que me pareció increíble. Robert De Niro cuando era joven parecía hijo de David Manners, actor canadiense que vivió mucho tiempo en los Estados Unidos y en los años 30 y 40 protagonizó películas de terror (entre ellas “Drácula” y “La Momia”). Como dato curioso les cuento que Manners es antepasado de la Princesa Diana de Gales pues era pariente lejano de la madre, ¿qué tal?
Aquí les pongo las fotos. Primero la de Manners (es una foto promocional) y la segunda es la de Bobby de Niro (un fotograma de “Mean Streets”) Cuéntenme qué les parece.

8/27/2007

Rory Carroll vs. Hugo Chávez


Un periodista irlandés del periódico del Reino Unido The Guardian osó preguntarle al líder de la Revolución Bolivariana por qué la reelección era solo para el Presidente y no para Gobernadores y Alcaldes. ¡Dios Santo! ¡Pero cómo se atreve! ¿Acaso no sabe que el Teniente Coronel convertido en Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas es perfecto y lo que él diga es palabra santa? ¿Acaso no sabe que Chávez tiene que estar en el poder hasta que a él se le antoje puesto que si alguien que no fuese él gobernase podría desviar el plan que nuestro Jefe de Estado, Gobierno, Experto en Seguridad, en Economía, en Historia, en Política y en toda ciencia exacta y no tan exacta tine para esta tierra de gracia?
Pobre Rory Carroll, quien por cierto fue reportero en Bagdad y fue secuestrado y gracias a Dios liberado al poco tiempo, como está recién llegado no sabe lo que para el resto de los venezolanos y es un absoluto convencimiento: Hugo Chávez es perfecto. Es un piélago de sabiduría. Nada de lo malo que pasa en este país es de su conocimiento. No caga ni mea. No duerme. Solo piensa en el pueblo y en el bienestar de los pueblos de la América latina (sobre todo de aquellos gobernados por sus amiguitos). Lo sabe todo.
Rory sobrevivió a la experiencia de Irak, pero no se salvó de que Hugo Rafael Chávez le cayese encima, tergiversase sus palabras y lo humillase apoyado y en gavilla por un poco de gente escogida a dedo que estaba ahí.
Rory hermano, tranquilo, ya verás que con el tiempo te irás acostumbrando: si vienes a hablar bien de la Revolución se te recibe con los brazos abiertos, se te entrevista una y mil veces en VTV, se te condecora, se te festeja y de repente hasta te dan una bequita en el Centro Internacional Miranda; pero si vienes a escribir lo que opinas (sea o no verdad) y entre esas opiniones hay algo que al líder no le gusta pues entonces prepárate pues caerás en la boca de Mario Silva, aparecerás en la gloriosa página aporrea.org donde te mentarán la madre, Eva Golinger te dedicará alguna página de sus libros y demostrará que hace doce años psaste unas vacaciones en Disney lo que demuestra que eres asalariado de la CIA, dirán que te vayas del país, etc.
En fin Rory, que tómate una cervecita tranquilo, relájate y piensa que esto no es nada comparado con Bagdad. ¡Bienvenido y no se te olvide visitar Los Roques!

8/26/2007

Who's That Knocking at My Door? (1969)


“Who’s that Knocking at my Door?” (1967) es el primer largometraje que hizo Martin Scorsese. Ya había realizado tres cortos, dos de ellos de gran factura y uno de ellos pues nada del otro mundo. El que no es nada del otro mundo es “What´s a Nice Girls Like you Doing in a Place Like This” (1963), que es la historia de un hombre que se obsesiona con un cuadro y termina metido en él. Después hizo “It´s Not Just You, Murray” (1964), en el que ya vemos a un Scorsese que experimenta y busca un estilo propio. Primer obra donde explora temas personales como son la vida en Little Italy, la significación del catolicismo y esa obsesión de algunos con los bienes materiales, por los que harían lo que fuese. En el año 1967 vendría una obra maestra, el cortometraje pacifista “The Big Shave”, en el que vemos a un hombre que entra a un baño blanco inmaculado, desnudo pero con una toalla blanca en la cintura y comienza a afeitarse. Una vez que termina sigue afeitándose y afeitándose hasta que se corta la cara, pero esto no lo detiene y sigue y sigue hasta que termina cortándose el cuello. Visualmente es tan poderosa y su trama es tan impactante en su sencillez que de verdad la considero una de sus mejores películas.

Luego haría este largometraje, cuya historia es bastante complicada. Originalmente era un film llamado “Bring On the Dancing Girls” que luego se convertiría en una películ un poco más larga llamada que se presentó en el Festival de Cine de Chicago como “I Call First” (nombre que aún recibe en, por ejemplo, imdb.com). Luego añadiría una sub-trama de amor y es ahí cuando conseguiría financiamiento para convertirlo en un largometraje (1969).
Es una película de un mundo de hombres donde las enseñanzas católicas recibidas en la familia se entremezclan con ese mundo pan-masculino donde la violencia y la supervivencia son la norma del día. J.R. (personaje autobiográfico) conoce a una muchacha de quien se enamora, pero cuando se entera que no es virgen (ella sostiene que fue violada, pero él no le cree) se vuelve como loco y le termina diciendo que es una puta. Al mismo tiempo, él se acuesta con prostitutas y no hace más que perder el tiempo con sus amigos, pero esto no parece molestarle.

Esta película no tiene la perfección que veremos más adelante en el trabajo de Scorsese, pero hay algunas escenas brillantes que quedan en la mente. Podemos destacar la de una fiesta que hay en cada de uno de los amigos donde todos los hombres se encuentran tomando, fumando y echando broma. Un largo paneo de derecha a izquierda que se repite en distintos lugares de la casa, siempre con el mismo paneo es algo impresionante. Otra ocasión es la escena final en la Iglesia, donde vemos las imágenes de lo santos con una música de rock and roll que inmediatamente nos hace sentir incómodos.

Los eternos temas de Scorsese ya están aquí presentes: la culpa, la redención, el hombre que quiere ser bueno pero no sabe cómo hacerlo, los amigos y el barrio que ha marcado a cada uno de tal manera que no pueden separarlo de sus vidas diarias.

Correr es mi vida.



Bueno no, mentira. Tampoco es que yo sea Pedro Penzini y considere que si no corro muero. Para Nada. Hace un año corrí mi primera carrera. Era de 5K, era de noche y llegué arrastrándome y sin aliento. Mucho agua ha corrido desde entonces y a pesar de que sigo llegando con la ambulancia (es decir, casi de último) pues lo importante es que lo sigo haciendo. Esto no quiere decir que piense llegar siempre al final, pues para eso entreno con el maravilloso club Mentor Express todas las mañanas (6am en el Parque del Este para más señas, quien quiera unirse está invitado. Hay que pagar 10.000,00Bs al mes nada más).
Esta vez hice 1 hora y 20 minutos. ¡Qué ganas! Mi peor tiempo y yo creo que nunca he llegado tan cansado. El 30 de septiembre es la Caracas Rock y a ver si ahí lo hago mejor, porque es intolerable que entrene y nunca baje la hora.
Esto de correr es realmente increíble. Una cosa lleva a la otra. Primero comienzas a adelgazar porque quieres hacer mejor tiempo, luego dejas de fumar porque sabes que eso disminuye tu capacidad respiratoria, luego dejas de trasnocharte para poder entrenar por las mañanas y cuando te vienes a dar cuenta eres una persona sana. ¿Y qué quieren que les diga? Como dice Zorrila en su “Don Juan”, “Yo a las cabañas bajé, yo a los palacios subí” y sinceramente esta es una gente con la que me siento identificado. En fin, que para ponerlo claramente: no quiero ser un viejo enfermo, con el colesterol alto, la tensión alta y la verdad es que ese es el camino por el que iba.
Además de todo esto las carreras son muy divertidas. Es un evento done si bien hay gente de todo como en botica lo que abunda es clase media tirando a clase media alta. Esto convierte al evento en lo que es toda aglomeración planificada de más de diez burgueses (entre los que me incluyo, más que nada para no ofender a nadie): un show de modas. La gente va combindita, con sus mejores pintas "maratonísticas", sus mejores músculos, sus mejores bronceados, sus ipods y hasta sus perritos se llevan.
¿Mi meta final? ¡¡¡Correr un maratón!!! (por supuesto iré combinadito, pero aún no se qué ponerme. Tengo varias opciones y de repente ustedes me pueden ayudar: a. Algo alusivo a Venezuela, b. Algo alusivo a la UCAB (donde trabajo y me gradué), c. Algo alusivo a cuánto odio a Chávez o d. Mi mejor pinta NIKE). Ojalá que sea como sea pueda hacer el de Nueva York el año que viene. Aunque también está el de Disney este año. Quién sabe.

NOTA: En la gráfica m pueden ver llegando estrenando la flamante franela que me regalaron mi hermano y mi cuñada.

8/24/2007

Quiero ser Robert Rodríguez.



He aquí un carajo que sabe lo que quiere, que hace lo que quiere y que además lo hace muy bien. Un carajo que disfruta lo que hace y encima nos hace disfrutar a todos con sus películas. A mí me gustan todas: las de adultos, las de niños, las asquerosas, las tiernas. Pero mi favorita es “Planet Terror” (una de las películas que conforman el dúo “Grindhouse” (la otra es “Death Proof” de Quentin Tarantino), aunque si hablamos de la que más he disfrutado sin duda es el corto (si es que se puede llamar corto) que forma parte de la película “Four Rooms”. Creo que es el único papel decente que ha hecho Antonio Banderas en Hollywood (al parecer Almodóvar tiene muy buena mano).
Bueno, en lo que estábamos: Robert Rodríguez. Estuvo hasta hace poco casado con una venezolana que se llama Elizabeth Avellán y a quien conocí en una ocasión. Dios, qué nervioso estaba. Porque les voy a confesar lo que me pasa: yo quisiera ser Robert Rodríguez. Y que quede claro, no es que quisiera ser como él, sino que quisiera SER ÉL. Es un excelente director, es un hombre apasionado con lo que hace y la verdad es que yo creo que él es director de cine de puritico retruécano, porque en realidad es un excelente cuenta cuentos. Él es (Dios Santo, ¿cuántas veces he usado “es” en tan solo dos líneas) de esas personas que tienen la pasión suficiente para pensar una historia, ordenarla, escribirla, producirla, filmarla, editarla y distribuirla (me cansé solo de pensarlo).
En fin, esta entrada es un pequeño homenaje a uno de mis héroes del cine: Robert Rodríguez.

Un viaje por la literatura de Paul Auster.


Paul Auster, “Travels in the Scriptorium” (New York: Picador, 2006)
Paul Auster es un escritor sorprendente pues siempre crea mundos sorprendentes. En este caso un hombre mayor (Mr. Blank) despierta en una habitación donde solo hay una cama, un escritorio, una silla y sobre el escritorio algunos montones de papel y unas fotos. No entiende por qué está ahí, pero poco a poco una serie de personajes lo visitan y el misterio comienza a develarse. Algunos de esos personajes son personas que Mr. Blank conocía, aunque no recordaba, y otros son personas que nunca había visto.
Las hojas y las fotos que están sobre el escritorio van contando unas historias. Una de ellas deberá ser terminada por el propio Blank. Sin duda este libro es una metáfora del mundo, pero sobre todo de la creación literaria. “Travels in the Scriptorium” es una especia de “Niebla” (novela de Miguel de Unamuno) donde el creador termina interviniendo a su gusto y haciendo evidentes los hilos que mueven la historia y sobre todo hace evidente el misterio del escritor como un Dios que domina a su voluntad la trama.
De Auster he leído “The New York Trilogy” (compuesta de tres novelas) y “Book of Illusions” y tengo la más firme intención de leer todo su obra. Hasta ahora no me ha defraudado y además debo decir que es uno de esos escritores con los que uno se identifica plenamente. Sin duda, un libro interesante.

8/23/2007

La duda como única certeza.


Recuerdo que hace algunos años, cuando daba clases de filosofía en el Colegio San Ignacio, un alumno me dijo con una cara que nunca olvidaré: "Profesor, estoy muy confundido"; a lo que no pude sino responder: ¨He logrado mi propósito".
El colegio nos mal enseña que todas las preguntas tienen respuesta, y lo que es peor aún que tienen UNA sola respuesta. Basta con medio leer (tampoco hay que pasarse) para darnos cuenta que más allá de algunas religiones cuya jerarquía se reserva el derecho a interpretar (como la religión Católica) la certeza es y será una mentira. Nada es absolutamente cierto, ni siquiera lo más elemental como "¿Estoy realmente aquí?" Y si no vean "The Matrix¨. Aún no he conocido a la persona que me pueda demostrar más allá de toda duda que no estemos enchufados a unas máquinas que nos alimenten lo que conocemos como realidad, mientras que estamos enchufados a unas horrendas máquinas (por cierto, si es así, le agradecería infinitamente a Morpheus que me sacase de su lista. Toy feliz donde toy).
Por eso es que no hay que amargarse la vida en la búsqueda de esa certeza única que le va a dar sentido a mi vida, pues el ser humano vive y siempre ha vivido con medias verdades sin ningún problema. ¿Acaso necesito certeza absoluta de que no me voy a morir en los próximos días para poder llevar mi vida de manera normal? Pues no, esa certeza no es absoluta pero la que tengo me basta.

8/20/2007

El oficio de escribir según Sandor Marai.


Sandor Marai, "Confesiones de un burgués" (Barcelona: Salamandra, 2005)
Compré “Confesiones de un burgués” por recomendación de un amigo. Nunca he sido muy dado a leer memorias, pues siempre terminan pareciéndome pedantes y mal escritas con muy contadas excepciones y además nunca había escuchado habla de Marai. Pero este libro ha sido todo un descubrimiento para mí. Marai logra cautivarnos y convertirnos en cómplices de sus andanzas por Europa en varias etapas de su vida. Escribió este libro cuando solo tenía 34 años, los que tengo yo ahora. En ocasiones resalta la inmadurez que trasluce en la honestidad que este libro revela, y en otras es la madurez la que nos deja sorprendidos. No se ahorra nada, no se calla nada. Todo lo cuenta, por lo que debo decir que el autor termina apareciendo como un antipático, pero un brillante antipático.
Para aquellos que escriben, el libro está plagado de referencias al oficio de escritor y de cómo descubrió primero que quería ser escritor y luego qué tipo de escritor.
Nació en Hungría en el año 1900 y le tocó vivir en este período la Primera Guerra Mundial, que sería el fin de un estilo de vida y el comienzo de otra muy distinta. Marai nace en una Hungría donde el rígido sistema de clases sociales es destrozado por una Guerra que no les pertenecía y que cambiaría la cara de Europa.
“El camino que conduce desde el mundo exterior hasta nosotros mismos es largo y sinuoso y está lleno e pasos dados en direcciones contrapuestas cuyo significado e importancia sólo reconocemos con el tiempo.” Página 99
“¿Cómo se convierte uno en escritor? No lo sé. No me acuerdo de ninguna “experiencia” única que ocurriese en una ocasión concreta y que fuese “decisiva” para mí, nada que predeterminase una visión literaria del mundo, una aptitud que permitiese liberar la posibilidad de ver el mundo con los ojos de un escritor y expresarlo. Yo me preparaba para convertirme en escritor desde que tenía uso de razón. Nunca me he plantado la posibilidad de escoger otra vía de expresión que no sea la literaria, la de poner los pensamientos en papel. Creo que a la edad de catorce años estaba tan preparado como hoy; quiero decir que, aunque no supiera escribir, concebía la vida como una posibilidad de expresarme y, además, ya sentía los acordes literarios presentes en todo, quizá incluso de forma más instintiva que hoy, cuando me perturban las dudas, las experiencias adquiridas y los experimentos, cuando me equivoco de continuo y en mi trabajo me acompaña invariablemente el sentido de la responsabilidad, además de la inseguridad y la dolorosa insatisfacción que mantienen viva la conciencia de mis limitaciones.” Página 197
“Un escritor debe llevar una pseudo-vida, debe imitar la vida y observarla con muchísima atención, pero debe abstenerse de tomar parte en ella.” Página 320
“Cada escritor tiene que comprender un día cuál es su destino, pero solo puede comprenderlo por sí mismo.” Página 321
“El trabajo es el único principio en cuyo nombre un escritor puede permitirse el lujo de la humildad; en todo lo demás debe mantener siempre una actitud de duda ante los fenómenos vitales, porque en cuanto se sumerja en la vida, en la “aventura” o en la “vivencia” con toda su existencia espiritual, perderá el rango de escritor.” Página 321
…sólo el trabajo purifica y no me interesa en absoluto si el escritor es puro en su fuero interno, donde se desarrollan su vida y su destino; solo me importa la purea de la obra. El escritor que se entrega a sus vivencias está perdido. Oscar Wilde no escribía mejor después de estar en la cárcel, y “La balada de la cárcel de Reading” sólo prueba que un gran talento puede afrontarlo y soportarlo todo, incluso las “vivencias”…” Página 321-322
“La genialidad no es suficiente para la obra, que es tan solo una de las muchas condiciones que el trabajo impone al creador” Página 323
“La soledad es el elemento vital del escritor.” Página 343
“…vivía guiado por mi sentidos y solo apreciaba las impresiones causadas por la realidad. Todavía no había aprendido que, para el escritor, las cosas solo valen en la medida en que él las destila en el laboratorio de su personalidad única.” Página 380

8/19/2007

Rayma es la mejor.

Rayma, eres la mejor.



NOTA - Todos los derechos de autor son de El Nacional o Rayma. No estoy seguro. Pero de lo que sí estoy seguro es de que no pedí permiso para usar la imagen.

8/15/2007

San José de Costa Rica.



Siempre me ha parecido que las comparaciones entre ciudades son antipáticas, pero al mismo tiempo son muy útiles. Estas comparaciones se hacen muy útiles a la hora de explicarle a alguien qué se siente estar ahí. Pues bien, San José es un especie de Porlamar hiper desarrollada. Es una ciudad caótica y sucia pero con unos detalles sorprendentes en cada esquina.
El teatro Nacional, por ejemplo, es un locura. Nos decía un tico (nombre que se da a los costarricenses) que esta es una ciudad construida alrededor de un teatro, pues durante muchos años el teatro fue la única estructura digna de mención.

Los sanjosefinos son persona amables, siempre están apurados pero siempre tendrán tiempo par explicarle a un turista algo sobre su ciudad. Desde que llegas notas una diferencia pues son personas confiadas que además no intentan “joderte” por el simple hecho de que cargas dólares encima y que no conoces la ciudad.
Tuvimos la oportunidad de pasar frente a la casa del Presidente Oscar Arias, quien se encontraba en casa pues el carro estaba en la puerta. Así de sencillo, el señor vive en su casa, que si bien fue descrita por el guía como “una lujosa mansión, pues su familia es dueña de medio Costa Rica”, parece una modesta quinta de la Alta Florida. Y digo modesta pues conozco casas en la Alta Florida mucho más lujosas. Cuando preguntamos escandalizados si no había guardia frente a la casa pues no la veíamos nos respondieron que ¨por supuesto”, que si no veíamos la patrulla. Al Presidente de la República lo cuida UNA patrulla con dos policías (¿cuántos guardaespaldas lleva Barreto, adalid de la Revolución que nos va a igualar a todos?). Más tarde lo vimos pasar en su carro, sentado junto a su chofer y aguantando la cola como cualquier hijo de vecino. Inclusive tuvimos la oportunidad, emocionados, de saludarlo con la mano. Saludo este que fue inmediatamente correspondido. Cualquier secretario del subsecretario del asistente de un ministro venezolano tiene más guardaespaldas y arma más barullo cuando pasa que el Presidente de Costa Rica.

En un mes habrá un referéndum. Unos quieren que haya un Tratado de Libre Comercio, y otros que no. De los que no quieren está Patricio, el guía que nos mostró San José y según quien Oscar Arias tiene a Costa Rica “al borde de una guerra civil¨. ¿Por qué será que algunas personas de izquierdas se sienten tan bien pensando que todo lo que no les conviene es una situación insostenible? ¿Por qué será que les encanta pensar que todo lo que no sea lo que ellos quieren es algo que si continúa significaría el acabose?

8/10/2007

Las 10 mejores películas de los 90 según Martin Scorsese


Imagen the "Dao Ma Zei", la película número 1 de la lista.


Comento algunas de las películas que vi. Me faltan otras, pero iré agregando los comentarios más adelante.


1- Horse Thief (Zhuangzhuang Tian)
Pues con la número uno se armó un escándalo, porque es del año 1986. Pero bueno, como dijo alguien por ahí "Es el Sr. Scorsese, puede hacer lo que le dé la gana". Hermosísima película y, sin duda alguna, la inspiración de lo que sería "Kundun". Una película con escasos diálogos. Es, más que nada, una película visual que nos muestra la vida diaria del tibetano.

2- The Thin Red Line (Terrence Malick)

3- A Borrowed Life (Nien-Jen Wu)

4- Eyes Wide Shut (Stanley Kubrick)

5- Bad Lieutenant (Abel Ferrara)

6- Breaking The Waves (Lars Von Trier)
Esta película quedó en mi cabeza por muchos meses después de verla. Fue tal el impacto que ni al cine fui en un buen tiempo hasta no recuperarme. Creo que pocas películas en el mundo tienen esta fuerza.

7- Bottle Rocket (Wes Anderson)

8- Crash (Cronenberg)
Una película que poca gente recuerda en Venezuela, pero cuando la vi vivía en Inglaterra, país donde se armó un gran escándalo de esos que le encanta a los ingleses. Recuerdo que al Alcaldía de Westminster la prohibió y yo vivía en el límite, por lo que la podías ver en el cine que estaba frente a mi casa, pero no una calle más abajo porque ahí sí estaba prohibido. Basada en una novela de Ballard (el mismo del "Imperio del Sol"

9- Fargo (Los hermanos Coen)
Esta hubiera sido mi número 1 de la lista (bueno, mi número 1 sería Goodfellas, pero él no incluyó ninguna de él). Me encantó. La disfruté muchísimo y nunca podré olvidar ese hermosísimo personaje que interpreta Frances McDormand de una policía embarazada. Es una película que, como las demás de los Coen, es difícil categorizar. Un poco comedia, un poco acción. Como dirían los chamos: "Demasiado buena"

10- Malcom X (Spike Lee)
Me torturan, me pegan, me escupen y nunca entenderé por qué incluyó esta película. No me parece gran cosa. Es más bien hsta medio panfletaria. Pero bue...

8/08/2007

El evangelio según San Martin. (Violencia en el cine, parte 2 de 3)



El 25 de febrero, cuando se acercaba a su final la ceremonia de entrega de los premios popularmente conocidos como Oscars, subieron al escenario del Kodak Theater Steven Spielberg, Francis Ford Copolla y George Lucas para anunciar el ganador del premio a Mejor Director. Esta sería la primera señal de que uno de los hechos más esperados por cinéfilos de todo el mundo iba a ocurrir finalmente. Después de ser nominado siete veces (dos de ellas como mejor Guionista) finalmente Martin Scorsese, de quien Spielberg llegó a decir que era el mejor director vivo del mundo, recibió un Oscar como mejor Director. Y no me avergüenza decirlo: lloré. Lloré de la alegría de que finalmente se hiciera justicia. Ya se que hay coas más dignas por las que llorar, como que lo dejen a uno o la pobreza del mundo o los niños de la calle pero qué les puedo decir, después de pasar tanto tiempo trabajando el cine de Scorsese me siento casi como familia. Además, cualquiera que haya visto el hermoso, tierno, íntimo y brillante documental "Italianamerican" sale sintiéndose parte de la familia. Ver a Catherine Scorsese explicando a su hijo cómo debe hacer el documental y verla además haciendo la famosa receta de salsa para pasta es simplemente un privilegio.
Bueno, me supongo que para este momento ya se habrán dado cuenta de que cuando a Scorsese se refiere no puedo ser objetivo.



Martin Scorsese nació en el año 1942 en la ciudad de Nueva York (Queens), pero en el año 1950 se mudaría al barrio italiano (Little Italy ) donde pasó su infancia. Sus experiencias en este lugar se reflejarán directamente en películas como “It's Not Just You, Murray! (1964), What's a Nice Girl Like You Doing in a Place Like This? (1963) y Mean Streets (1973), todas ellas filmadas en la calle donde vivió gran parte de su vida.


Debido a que era asmático y no podía jugar con sus compañeros en la calle pasaba la mayor parte del tiempo en su casa viendo la televisión o en el cine con su padre. De ahí que desde muy pequeño aprendió a usar ese lenguaje del que más adelante se convertiría en uno de los virtuosos.
De pequeño todos sus compañeros querían ser mafiosos. El glamour, el respeto, el dinero eran elementos atractivos para cualquier joven. Pero su realidad de asmático hizo que se decidiese por el otro trabajo admirado: el de sacerdote. Pero su fe era genuina. Creía en la importancia de ser bueno y ayudar a los demás. Por lo que si bien terminó siendo director de cine, esa vocación siguió viva en él. Unió ambas vocaciones y es así como el cine de Scorsese es un cine personal que surge de sus vivencias y preocupaciones. Fue Haig Manoogian, su profesor en New York University, quien dejaría una marca más profunda en su obra. Le explicó que una obra de arte debe ser producto de una vida vivida y por lo tanto debía reflejar esa vida.
El cine de Scorsese es un cine moral que pretende dejar una huella. Es un evangelio hecho para el hombre y la mujer urbanos del siglo XX. Pero la salvación en el cine de Scorsese no es fácil. No hay camino fácil a la redención del ser humano. Tiene que pasar por el acto violento. Así como en el cristianismo la salvación viene a través de un acto de extrema violencia como lo es la crucifixión de Jesús que fue inevitable, la salvación de cada ser humano pasa por esa violencia que es también inevitable.
En cada una de las películas donde la violencia forma parte importante podemos ver como esta es un instrumento de redención. En Mean Streets el tiroteo del final de la película, en Casino (1995) la larga secuencia en la que terminan muertos gran cantidad de los personajes, las golpizas a las que se somete Jake la Motta en Raging Bull (1980), la masacre en Taxi Driver (1976), la pelea final de Cape Fear (1991) o los asesinatos masivos del final de The Departed (2006). Toda esa violencia está ahí para enseñar a los personajes que no hay camino fácil a la redención. Como dice Charlie Boy en Mean Streets, “…al final, lo único importante son los dolores del infierno. El calor de un fósforo encendido multiplicado un millón de veces… infinito. Y uno no anda por ahí jodiendo con lo que es infinito… no hay manera de hacer eso.”
Pero contrario a lo que se piensa hay muchas películas de Scorsese donde la violencia no solo no aparece, sino que llegan ser profundos testimonios en contra de la violencia humana. Kundun (1997), una película biográfica acerca del Dalai Lama y basada en su autobiografía Mi tierra y mi gente, no es sino el complemento de Taxi Driver. Travis es un solitario que decide tomar la justicia en sus manos y vengarse de todo lo malo que hay en el mundo asesinando a un candidato presidencial. Al final, y debido a que fracasa en su intento, se aparece donde está el hombre que administra a una prostituta adolescente y lo mata a él así como a todos los que encuentra por el camino. A diferencia de los mafiosos que vemos en otras de sus películas, este es un personaje cuya motivación es hacer el bien. Como diría el mismo Scorsese, Travis es “el lado erróneo de la virtud” mientras que el Dalai lama es la virtud tal como esta debería ser.



Una mención muy especial merece la película The Last Temptation of Christ (1988), ya que debido a toda la controversia que se armó a su alrededor es muy difícil analizarla con frialdad. Este proyecto, que permaneció guardado en un cajón durante muchos años debido a que era casi imposible conseguir financiamiento, es muy cercano al corazón de este director neoyorquino. Basado en la novela homónima de Nikos Kazantzakis aquí vemos a un Jesús más humano que divino, y que colgado en la cruz cuestiona su sacrificio. Este es un Jesús más cercano al hombre, quien tiene como vida diaria a la duda.
Hacer el bien o hacer el mal no es algo tan sencillo como decidir hacerlo. La vida es una constante decisión y por lo tanto una constante duda y este es otro elemento importante que podemos ver, por ejemplo, en Cape Fear. Esta película es un remake de otra con el mismo nombre hecha en el año 1962.
En la versión del año 62 tenemos lo que Scorsese llama una “historia blanca y negra”, donde los malos son muy malos y los buenos son muy buenos. No hay dudas. Queda muy claro que Sam actuó bien y que Max es un delincuente violento que de manera injusta tortura a Sam. En la versión de Scorsese esa bidimensionalidad ética desaparece para darle lugar a una gran paleta de colores. Sam, quien era fiscal del caso que terminó enviando a la cárcel a Max, ocultó algunas pruebas que pudieran haberlo dejado en libertad pues consideró que Max Cady era culpable. La hija de Sam es una adolescente que detesta a su padre. La esposa de Sam está cansada del matrimonio. Estos elementos hacen que la violenta escena del final cobre una vida que no tuvo en la película original. Como dice el propio Max a Sam: “Y yo, lo declaro culpable abogado. Culpable de traicionar a su prójimo, culpable de traicionar a su país y por el poder investido en mí por el Reino de Dios lo envió al noveno círculo del infierno. Allí usted aprenderá lo que significa perder algo, perder la libertad, perder la humanidad. Ahora usted y yo seremos iguales.”
Y para sus proyectos futuros Scorsese continúa con este cine personal y moralista. Ya está en pre producción la película Silence, basada en una novela de Shusaku Endo en la que se cuenta la historia de dos jesuitas portugueses que van a Japón para averiguar si efectivamente otro sacerdote cometió apostasía bajo tortura. De nuevo el tormento de la decisión y la convicción de que esta nunca es fácil están presentes.
Sea como sea Scorsese es uno de los directores que mejor domina el lenguaje cinematográfico, por lo que ver sus películas es y siempre será un festín. Estemos o no de acuerdo con los temas debemos admitir lo que para Hollywood ha sido una certeza durante muchos años: la genialidad del mejor director del mundo.