12/25/2007

El día que me secuestraron.


El día que Juan Pablo I fue elegido Papa (26 de agosto de 1978) me secuestraron. Estábamos en la playa y una muchacha de catorce años decidió que yo estaba mejor en su casa que en la mía. La verdad que no recuerdo mucho. Tengo algunas imágenes de lo ocurrido y en mi cabeza se mezclan esas cosas que con certeza rememoro y algunas otras que me contaron. Estábamos en Camurí Chico gozando un puyero y esta niña se puso a jugar conmigo. En un momento en el que mis padres se despistaron me tomó de la mano, y yo que no era casi regalado me fui con ella.
Recuerdo que me llevó a los vestuarios de mujeres y allí me puso una franela que por supuesto me quedaba inmensa (solo tenía cinco años). Me llevó a tomar el autobús y ahí comencé a llorar llamando a mi mamá, pero después de un rato como que se me pasó porque lo siguiente que recuerdo es entrar a la muy modesta casa de la muchacha (un ranchito en el Junquito). No recuerdo la reacción de su mamá y hermana, pero sí recuerdo que la hermana me llevó a ver unos conejos que tenían en la parte de atrás. Había que bajar unos escalones que estaban destartalados y era necesario tener mucho cuidado para no caerse.
Esa noche dormimos en una cama inmensa donde creo que estaban la que me secuestró (que según mi abuela se llamaba Laura) y su hermana. Al día siguiente me dieron de comer huevos fritos y leche en polvo. Me vistieron sabe Dios con qué ropa y fuimos a pedir cola. Yo creía recordar que de ahí me habían llevado directamente al Restaurante El Portón, pero según el diario El Mundo de ese día yo aparecí en el Centro Comercial Vista Alegre. Hasta aquí lo que yo recuerdo. Ahora lo que me han contado.
Cuando ya estaba anocheciendo mi mamá entró en desesperación porque yo no aparecía y comenzó a pedirle a Dios que apareciera mi cuerpo. Ella insistía en que yo me había ahogado pero la policía y mi papá decían que no. Aparentemente yo era muy miedoso y no me acercaba mucho al mar. Solo de imaginar la desesperación de mi madre cuando les tocó montarse en el carro sin mí, subir a Caracas con mi ropa en el bolso sin saber exactamente con quién estaba o si había muerto, me da dolor. Llegaron a casa y al día siguiente alguien llamó al Portón (el dueño era muy amigo de mi mamá y había puesto unos anuncios en la radio dando su teléfono). Y pues el resto es historia.
33 días más tarde Juan Pablo I moría. Pero que conste que en eso no tengo nada que ver.

12/22/2007

Puras Joyitas.



Puras Joyitas es el gran evento del cine venezolano. La promoción ha sido una de las mejores que he visto en muchos tiempos y el trailer realmente dan ganas de ver la película. El tío André (Jorge Palacios) contrata a la banda “Los entendidos” para robar la corona de un concurso de belleza. La idea es poner en la corona unos diamantes para que cuando la ganadora viaje a Filipinas al Señorita Universo transporte los diamantes robados con ella sin darse cuenta. Estos diseñan un plan de tal manera que puedan robar la corona justo antes del concurso, instalar los diamantes y retornarla. No cuento más porque si no revelo la trama.
Las actuaciones son excelentes. Jorge Palacios se bota con un papel que le va a la medida. El tío André es un loco de carretera que tiene dos matones: Kong (interpretado por Budú) y Bigote (Juan Pablo Raba) quienes loasen bastante bien. El líder de la banda, cuyo nombre nunca conocemos, es interpretado por Mario Cimarro y los miembros de la banda son Coqueto (Albi de Abreu), Rodilla (Miguel Ferrari) y Funboy (Erich Wildpret) quien en mi opinión da la mejor interpretación de toda la película. Pero en general todos son excelentes y sobre todo los miembros de la banda. Verlos actuar es darse cuenta de que se logró una excelente química entre todos ellos.
La puesta en escena es de primera categoría, pero el vestuario destaca por sobre todo lo demás. Se ve que se tomaron el tiempo necesario para escoger los atuendos adecuados, lo cual le da a la película una atmósfera inédita en el cine venezolano.
La dirección de fotografía es muy buena y e logra un look acode con este tipo de película. Yo diría que el punto más débil es el guión, pues hay ciertos elementos que no son desarrollados con el suficiente detalle así como algunos puntos inexplicables (¿alguien me podría explicar a qué viene eso de la cocina mantuna?).
En fin, que merece la pena verla. Es una película divertida, entretiene, está bien hecha y lo que más me gusta va más allá de muchas películas pretensiosas que se la dan de gran cosa pero no terminan de mostrar algo que merezca la pena.
César Oropeza y Henry Rivero se botaron. Felicitaciones.

12/17/2007

Navidad a lo Dior


I
"Queridas ultrafabulosas,
Soy cool. Soy insólitamente cool. A veces me miro en el espejo durante un largo lapso de tiempo sorprendido de mí mismo. Mi manera de vestir, mi manera de caminar, mi manera de saludar son antropológicamente cool. Y claro, si a este combo le agregamos mis lentes de sol Prada el resultado soy yo.
Nosotros los cool no nos preocupamos por nada (aunque esto ustedes ya lo saben). No sentimos culpa por nada. Vivimos en una especia de limbo donde reina la ironía. Pero hay que ser muy cuidadoso para no tropezar en este mundo que hace poco llamo mi hogar, porque el más mínimo desliz es castigado con penas eternas.
De verdad que no me quiero quejar ultrafabulosas mías (¿las puedo llamar ultris?), pero necesito desahogarme. Necesito contarles un problema. Se acerca la navidad y no se qué hacer. ¿La celebro o no la celebro? Ante este dilema solo puedo exclamar, como lo harían ustedes mis queridas ultris, "¡Oh, my Dior!".
Pero me estoy adelantando. Para entender este dilema debemos viajar en el tiempo y en el espacio. El viaje en el tiempo nos llevará un año atrás y el viaje en el espacio nos llevará a Caracas, Urbanización Los Ruices, un espantoso edificio llamado Irene, piso 18, apartamento 183. ¿Y para qué hacemos este viaje? ¿A quién nos conseguiremos allá? Pues a mí. Claro, a un mí distinto al que soy ahora. Es más, yo hasta diría que ese mí que era y este mí que soy no tienen nada que ver. Para que quede más claro aún usemos criterios burocráticos: el mí de hace un año en Los Ruices y el mí de hoy somos personas distintas pero tenemos las mismas huellas dactilares y el mismo número de cédula.
El yo de hace un año era un gallo. Usaba chemises por dentro de los eternos pantalones khaki. Llevaba zapatos tennis con media blancas. Y por supuesto sobre mi nariz reposaba un par de lentes de pasta negros. En fin, el propio gallo. Un día, bajando por el ascensor de mi edificio en ese interminable viaje (recuerden que vivo en el piso 18) hice algo que nunca había hecho. Me volteé y allí estaba yo mirándome y de repente vi quien era: el propio gallo. En ese instante decidí cambiar.
Me leí todas las revistas de moda, consulté todos y cada uno de los blogs al respecto (Dios las bendiga ultrafabulosas), vi a Paris Hilton una y otra vez. Poco a poco fue ocurriendo la metamorfosis. Ese espejo que se convertiría en mi aliado más importante reflejaba a alguien que me caía bien. Aunque no estaba acostumbrado a verme sin lentes (sin lentes de ver quiero decir, porque mis lentes de sol Prada nunca abandonan mi cara), con franelas por fuera, llevando las cosas que estaban a la moda me reconocía como lo que yo quería ser.
Pero poco a poco me fui juntando con gente como yo. Debo admitir que a ellos les costó un poco darse cuenta de que yo soy como ellos, pero mi perseverancia fue la clave del éxito. Hoy en día me aceptan. Pero tengo un problema ultris. He descubierto que nada se pregunta en lo que a coolness se refiere. La gente cool simplemente reconoce lo cool. Y de ahí mi pánico. La navidad se acerca y no se qué hacer. Si la navidad es cool y no la celebro entonces seré execrado, pero si la navidad no es cool y yo la celebro estoy perdido. ¡Oh my Dior! ¡Qué hago!
Siempre suyo,
Yo"

II
Compró un inmaculado sobre color marfil. Dobló la carta usando una regla de tal manera que los dobleces fuesen perfectos. Metió la carta en el sobre y se dirigió hacia la oficina de IPOSTEL que hay en La Castellana. Le pidió a la persona que lo atendía que le mostrase todos los sellos que tenía, ella lo miró extrañada. Él volvió a pedir los sellos. No se podía conformar con cualquiera, Para las súper fabulosas escogería algo retro. Un sello así como de los cincuenta, de esa época en la que todo era “cool”. Una época donde a falta de Carla Tofano, Titina Penzini y las Ultrafabulosas tenían a Pedro Estrada, que más allá de lo cuestionable de su opción moral sabía cómo vestir. Ahí estaba. Un sello de la escultura de José Gregorio Hernández que hizo la gran Marisol. Lamió el sello y se dio cuenta de lo amarga que era la pega. Pegó el sello al sobre, lo enderezó para que se viese bien y lo puso en el buzón.
Salió de IPOSTEL con su copia de “Morir de Glamour” de Boris Izaguirre debajo del brazo y caminó hacia el Centro San Ignacio. El libro parecía haber sufrido mucho debido al uso. Estaba subrayado, gastado y leído. Sin duda era un libro importante para Él. Se sentó en Café Olé y comenzó a leer. Pero concentrarse era complicado. Había que estar pendiente de quién andaba por ahí para saludar si era el caso.
-Y por sobre todo hay que estar siempre muy pendiente de lo que haces, de lo que pides en un local y de esas cosas.-pensó Él- No puedes estar en Café Olé y pedir un “conleche grande” o un “marroncito”. No. Tienes que pedir una “infusión” de alguna hierba rara que haya por ahí siempre mezclada con canela. Algo así como una infusión de extracto de bellotas con canela. Pero lo peor de todo. Pero lo que más me molesta, es que todo esto hay que hacerlo de tal manera que pareciese que no te cuesta nada. Que es algo natural. Ser “cool” no es fácil.
Y mientras se encuentra en uno de sus trances místicos acerca de lo difícil que es vivir, recuerda que se acerca la Navidad y que su status está en peligro. La última vez que estuvo tan cerca de desaparecer socialmente fue aquel día en que alguien le habló de una fiesta de un DJ que se llamaba Ferry Corsten y a él se le ocurrió preguntar quién era. Lo miraron de tal manera que tuvo que mentir y decir que sí sabia quién era.
-Ese día aprendí que pase lo que pase, tú siempre conoces al DJ. Y si tienes posibilidades de averiguar sobre él algo, el dato más importante es su puesto en el “ranking”. Una vez que lo averiguas tú le dices a la gente, “¿viste que viene el tercer mejor DJ del mundo?”
Si alguien le hubiese preguntado qué opinaba él, más allá de ser o no “cool”, acerca de la Navidad, probablemente la respuesta hubiese sido que tenía buenos recuerdos, que la recordaba con cariño y que sobre todo recordaba la sopa de pescado de su abuela, pues en su casa nunca fueron muy tradicionales en lo que a celebraciones se refería.
-Pero –siguió cavilando Él- no se trata de lo que me parece, sino de lo que es.

III
Él abrió el sobre. Sacó la carta. Se sentó en el suelo y comenzó a leer:
“Querido Tú,
¡Oh my Dior! Qué carta tan hermosa. Vas por buen camino Tú. Esa carta escrita a mano, en hermoso papel, en hermoso sobre con hermoso sello. Todo tan hermoso y por sobre todo… tan cool. Con respecto a la Navidad la cosa se puede complicar porque esa fecha está plagada de momentos y objetos tan pero tan cursis que cualquiera se puede confundir. Aquí te va nuestra guía:
1. Tú eres feo y nosotras no.
No tiene nada que ver con Navidad amigo Tú, pero no importa. Siempre es bueno estar claro en quién eres, quién es mejor que tú y quién no serás nunca. El secreto de ser feliz es conocer tu ubicación en la cadena alimenticia.”
Miró hacia la pared. Pensó y después de mucho pensar decidió hacer caso omiso de la primera recomendación.
“2. Cero ropa interior amarilla
Si te hacía falta este consejo estás mal. Muy mal. De lo last. Horrible. El amarillo es un color pavosisísimo, y además usarlo en la ropa interior un día en el que todo el mundo lo hace por razones pre-modernas como la suerte es tan pero tan last year.
Excepción a la regla: todo producto de las marcas Louis Vuitton, Prada, Dior, Carolina Herrera o afines (consultar lista) están exentos de esta regla.”
Miró a la pared. Pensó y después de mucho pensar usó su mano derecha para asomarse a su ropa interior y así verificar su color. No era amarilla.
“3. Thanksgiving siempre será superior a la Navidad.
Tú, esto es muy importante. La navidad es una fiesta menor en el calendario cool. Tienes que tender a fiestas de regiones lejanas, o misteriosas, o fiestas que celebren tus escritores favoritos. En fin, nunca debes ser ordinario. Nunca del montón.”
Mientras leía la carta Él cambiaba de semblante. La seriedad de sus gestos se acentuaba. Era posible intuir de los leves movimientos de la cara que algo lo molestaba o preocupaba. La certeza cedía su espacio a una confusión inédita.
“4. NUNCA compres cosas que están en oferta
¡Oh my Dior! Es insólito que tengamos que hablar de esto, pero por lo visto así es. Ni se te ocurra comprar ropa si el precio no es el que marcaba la etiqueta original. Este es un consejo genérico, es decir, puedes usarlo en cualquier época del año.”
Abrió las piernas sobre el piso, se apoyó en la pared, miró el techo y se quedó en esa posición durante un buen rato. Su mente estaba en blanco. No sabía qué pensar, no sabía qué decir. Para poder expresar los sentimientos, estos deben estar claros. Deben ser percibidos con claridad. Pero no era su caso.
“5. Y por último… CERO AGUINALDOS.
Qué música tan artificialmente alegre. Tan folklórica, tan de las masas, tan cotidiana, tan de lo last, tan quiero y no puedo. Debes tomar todos los CDs que haya en tu casa en los que haya algún aguinaldo, ponerlos en la batea, echarles kerosén y prenderles fuego.
Creemos que estos consejos son suficientes. Con ellos estás armado para triunfar en esa jungla que es el mundo cool. Y recuerda que por encima de todo debes ser natural, que parezca que no cuesta.
Tus amigas,

Las Ultris”

IV
Metió la carta en el sobre. Siguió sentado en el suelo meditando. Las palabras que había acabado de leer en esa carta que tanto esperaba retumbaban en su cabeza. Los consejos daban vueltas y vueltas por su cabeza. Y le dio por recordar.
Recordó la primera Navidad de la que tenía memoria. Él atado en el coche, su mamá sentada frente a él y toda la casa decorada. Este recuerdo era muy vago en todos sus elementos exceptuando en los sentimientos. Eso sí lo recordaba perfectamente. Una alegría infinita llenaba su corazón.
Recordó otra Navidad. La casa llena de gente. La abuela haciendo la sopa de pescado. Su mamá vuelta loca pegando gritos por todos lados con sus eternos nervios producto del deseo de que todo saliese perfecto. Más allá su abuelo leyendo. La mesa de los postres ya estaba montada y los olores inundaban la casa. De nuevo el recuerdo del sentimiento era lo más claro. Mucha felicidad.
Recordó otra navidad ya más reciente. En ese tiempo no vivía en Venezuela, por lo que Diciembre era la única oportunidad de ver a su familia cada año. Pero en esa ocasión el cielo decidió vaciarse de agua sobre Vargas y la venida a Caracas era imposible. Hizo todo lo posible, llamó a todas las agencias de viajes, llamó a todos sus amigos pero nada se podía hacer. El día 22 lo llamó su madre y le dio la buena noticia: había conseguido un pasaje para ir a Caracas que paraba en Lisboa y Varadero antes de llegar a Valencia para de ahí trasladarse en autobús hasta la capital. Esa navidad fue maravillosa. En medio de las desgracias de nuevo Él sólo se podía concentrar en la felicidad que había sentido al ver a toda su familia.
Recordó y recordó y recordó hasta que el recuerdo se fue transfigurando en otra cosa. El cerebro procesó todos los recuerdos y los convirtió en conocimiento certero. Él comprendió que lo mejor era tomarse un descanso del “cool”. Podría retomarlo al terminar la Navidad.
Fue a su habitación. Sacó la caja de zapatos del closet. La envolvió con el inmaculado papel que hacía meses había comprado (hay regalos que se merecen el mejor papel para su envoltura) y se dirigió a la cocina. Allá estaba su mamá limpiando frenéticamente. La miró a los ojos, le entregó el regalo y le dio un abrazo. Ella abrió la caja y salieron un deslumbrante par de zapatos negros. Por allá, por dentro del zapato y para cualquier ojo atento era posible ver la palabra “Dior”.
-Porque todos nos merecemos una Navidad a lo Dior.
Como respuesta a la despistada mirada de su madre, Él simplemente la abrazó. La abrazó fuerte. Muy fuerte.
Caracas, 2007.

12/12/2007

El pueblo es bruto.


El pueblo es bruto. O por lo menos eso dicen los chavistas. Hoy leí una entrevista hecha a Jesús Faría, miembro de la Asociación Bolivariana de Economistas Socialistas. En la misma Faría dice que “No diría que hay dudas (sobre lo propuesto en la reforma), sino desconocimiento. Teníamos que ir a una lucha importante desde el punto de vista ideológico. Estábamos proponiendo al país un modelo de desarrollo y de país, no un candidato. Si la población no entiende debidamente cuál es nuestro planteamiento, por supuesto cae fácilmente dentro de una propaganda oposicionista basada en la manipulación.” Esta entrevista fue publicada por el diario El Nacional.
Es decir, que si no entendí mal, algunos de los que la oposición no convenció de votar por el NO, ni siquiera fueron a votar por el SÍ. O sea, que hasta a los que no convencimos de votar por el NO pero aún así no fueron a votar (tres millones) dudan de si la reforma debe ser llevada a cabo o no. Lo cual sumarían siete millones de venezolanos que libremente deciden dudar que lo expuesto en esa Reforma es un proyecto viable o deseable para Venezuela. Pero ante esta devastadora evidencia de que es mejor no reformar en este momento la constitución, el Presidente Chávez sostiene que no cambia ni una coma. Y ahora viene Faría a decirnos que esos tres millones fueron manipulados por una campaña de desinformación y que “no entienden debidamente”.
No es por nada, pero qué amor a ese pueblo que reclaman representar, respetar y dignificar (coño, porque tres millones no es buruza). Porque lo que Faría está diciendo, si no entiendo mal, es que la gente es bruta.Que la gente no entiende. Que esto está más allá de su comprensión. Pero bueno, de repente a él no le enseñaron en su casa que no se dice “no entendiste”, sino “no me expliqué”. Porque le hubiera quedado mejor decir “no nos explicamos bien”. Creo que habría sonado más modesto. Ustedes dirán.

12/10/2007

¡Victoria popular!


Gracias a todos aquellos que votaron por mí o hicieron porras para que yo ganara o le dijeron a alguien que votase por mí. Efectivamente gané las elecciones, por lo que a partir de enero estaré en el Consejo Universitario de la UCAB representando a los egresados. Los resultados por orden de número de votos de las elecciones en esta instancia fueron:

Serrano Alvarez, Arturo Filosofía 167
Pacheco Cortes, Miryam J. Cs. Sociales 97
Brito Querales, Aurora Margot Cs. Sociales 85
Hernández Medina, Patricia Economía 36
Casanova Nébda Kopak, Ricardo Ing. Infor. 24
Votos Blancos 27
Votos Nulos 09

12/05/2007

Egresado de la UCAB, vota por mi.



Estimados amigos egresados de la UCAB, quisiera pedirles que voten por mi (Arturo Serrano). Me estoy lanzando a representante de los egresados ante el Consejo Universitario. Si consideras que soy dignos de tu confianza, pues solo tienes que ir a cualquiera de los siguientes lugares el día que se indica:

VIERNES 7 DE DICIEMBRE ENTRE LAS 8am Y LAS 7:30pm

La Castellana
Edificio CERPE, Planta Baja
Asociación de Egresados UCAB
frente a Café Olé del Centro San Ignacio

UCAB Montalbán
Planta Baja del Edificio Cincuentenario, salón de usos múltiples o en la Dirección General de Post Grado

UCAB Guayana
Mismo día y misma hora en todas las Escuelas.

12/04/2007

Una imagen lo dice todo.

12/02/2007

Pasó. NO me lo puedo creer. ¡¡¡¡¡Ganó el NO!!!!



Publico esto a la 1:31am

Ok. Ya es oficial. Soy optimista. Son las 11:23pm y a pesar de que el CNE no ha dado los resultados estoy dispuesto a escribir desde ya el post que publicaré en lo que se anuncien los resultados. ¡Ganó el NO! No me lo puedo creer. Por fin logramos convocar a la gente. Por fin alguien se vio identificado con el mensaje que enviaba la oposición. En gran medida el éxito de lo que ha ocurrido es gracias a los estudiantes. Gracias a excelentes estudiantes pero quiero mencionar a Freddy Guevara y a Yon Goicoechea quienes fueron estudiantes míos y de quienes me siento orgullosísimo.
De todas maneras tenemos que pensar que aunque Chávez haya perdido lo ha hecho con un altísimo apoyo si tomamos en cuenta que lleva casi ocho años en el poder. Estoy feliz. No se qué más decir. Solo que nos toca celebrar y abrazar a nuestros amigos este lunes. Chavistas incluidos por supuesto. ¡Viva Venezuela!

Yo voto, tú votas, él vota...




Ya voté. Ya cumplí con mi sagrado deber de opinar acerca de la Reforma Constitucional. Había poca gente en la cola. A diferencia de otras elecciones, vi a la gente desanimada, como fastidiada. Sinceramente me parece que la actitud de hoy contrasta con la emoción de días pasados en el sentido de que se aleja bastante del ánimo de la marcha del jueves (¡La llenamos!).
Por primera vez en muchísimo tiempo siento un genuino optimismo. Casi todas las encuestas dan como ganador al NO suponiendo que todo el mundo vaya a votar, cosa que por lo visto no va a ocurrir. Siento como si el destino de mi vida y de la vida de mi país dejó de estar en mis manos y ahora está en manos del azar. O peor aún en manos de algunos pocos que deciden cuál va a ser el resultado. Así como aquel juego de cartas de cartas que sale en la película de Alain Resnais El año pasado en Marienbad y que uno de los personajes siempre gana pase lo que pase. Estamos en El año pasado en Marienbad y Chávez es ese personaje.
Lo importante es no perder los ánimos. Esta pesadilla no va a durar toda la vida. En algún momento terminará ya sea hoy o en algunos años. Hay que seguir soñando un país mejor, con un modelo económico sustentable y solidario, donde todos quepamos de verdad, donde mis ideas no sean solo “respetadas”, sino además tomadas en cuenta. Donde no sienta cada vez que voy a un órgano que estoy de más y que no debería estar ahí. En fin, que voté y me siento bien por haberlo hecho. Solo el tiempo dirá para qué voté.