10/04/2010

El libro de Magueijo


Estoy leyendo “Más rápido que la velocidad de la luz” (Fondo de Cultura Económica), el libro del físico portugués Joao Magueijo (1967, Portugal) quien enseña en el Imperial College de Londres, una de las instituciones más prestigiosas del mundo en física teórica. Es un libro curioso y si bien aún no lo he terminado, por lo que un juicio final a este punto sería irresponsable, debo decir que nunca había disfrutado tanto un texto científico divulgativo. La curiosidad de este escrito es que es complicado separar la ciencia de la autobiografía.
Constantemente Magueijo se interpone entre nosotros y lo que el libro pretende decirnos. Nos enteramos de todo lo relevante y superfluo, como por ejemplo que la teoría se le ocurrió un día en la Universidad de Cambridge cuando iba camino a clases con un terrible dolor de cabeza debido a la resaca resultado sin duda de una noche alocada.
No soy físico, sino filósofo pero como el mismo Magueijo admite, la física teórica tiene más en común con la filosofía y la religión que con la ciencia. Y es por eso que, al igual que los físicos, parto siempre d ela hipótesis de que el investigador es solo un instrumento de la verdad. Es decir, planteas la hipótesis, intentas probarla, desarrollas la teoría y simplemente te apartas pues has cumplido tu tarea. Esto es lo que Thomas Nagel llama visión desde ningún lugar. Es decir, si la teoría es correcta entonces las circunstancias en las cuales esta se desarrolló son sencillamente irrelevantes. ¿Qué nos importa si Newton estaba deprimido el día que desarrolló su teoría de la gravedad? ¿o si Einstein tenía diarrea el día que se le ocurrió la teoría de la relatividad? Pero sabemos que esto es una absurda pretensión.
La circunstancia geográfica, política o de humor del autor de una teoría son elementos que sin duda influyen y en gran medida determinan el contenido de esta. En eso creo que la mayoría de la gente estaría de acuerdo. El problema radica en que si bien esto es verdad, el nivel o extensión de esa influencia es imposible de evaluar, razón por la cual preferimos nop convertirlo en una variable a la hora de evaluar una teoría. Pero ¿acasi alguien dudará que la teoría que la teoría política de Hobbes responde a los problemas que planteaba su tiempo? ¿o que el hecho de vivir frente al mar influyó en que Tales considerase que el agua es el primer principio? ¿O que Vallenilla Lanz pensaba lo que pensaba para justificar los haceres y deshaceres de su jefe J. V. Gómez?
Sea como sea, el libro de Magueijo es tan valiente como pedante como interesante. Es decir, digno de ser leído.

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