11/15/2007

Oda en prosa a Titina Penzini


En el mundo hay demasiada gente, y eso es un hecho indudable. De aquí la imperiosa necesidad que sienten muchos acerca de destacarse, de ser distintos,. De que se les reconozca. Lo que nos hace individuos son precisamente los elementos que nos diferencian y no los que nos igualan. Pocas personas triunfan en este intento de destacarse, pero siempre hay algunos que lo hacen y que se convierten en modelos para el resto del mundo. Son esas personas que no pertenecen al montón de los que no quieren ser del montón (como diría Mafalda), sino que efectivamente han logrado que aquellos elementos que los diferencian sean reconocidos por muchos.
Una de estas personas que ha logrado triunfar en esa batalla con el anonimato de la masa es Titina Penzini. La primera vez que supe algo acerca de ella fue leyendo “Fetiche” de Boris Izaguirre, en donde cuenta algunos episodios que vivieron él y Titina en la legendaria discoteca Studio 54. Después comencé a escuchar su programa en la Radio del Ateneo, donde entre lo profundo y lo banal lograba cautivar a la audiencia.
Si alguien me pidiese, en una encuesta al estilo de la Revista Vanidades, que definiese a Titina en un palabra, creo que esa palabra sería cool. Según Dick Pountain y David Robbins en su libro “Cool Rules. Anatomy of Cool” (London: Reaktion Books, 2000), págine 26 cool es:
“…una actitud o personalidad que ha emergido en diferentes sociedades y durante diferentes épocas históricas y que ha servido variadas funciones sociales, pero que sin embargo tiene ciertos elementos que lo definen y lo hacen reconocible y que es una combinación de tres elementos de la personalidad de una persona: narcisismo, indiferencia irónica y hedonismo.”
Algunos podrían pensar que esta definición hace ver a una persona cool como alguien a quien no le importa nada sino su propio placer, pero esto no es así. Las personas cool han tenido roles importantísimos en la historia del mundo, pues son estos personajes quienes hacen que el mundo avance al no sentirse identificados con una época en particular, sino que desde esa “indiferencia irónica” buscan a su alrededor en cualquier época histórica para conseguir lo que más se adapta a sus necesidades y a las del grupo al que pertenecen.
Y ese hedonismo del que se habla, no se construye desde el egoísmo, sino que es un intento de convertir al mundo en un mundo mejor donde cada uno de nosotros, de acuerdo a nuestras posibilidades y gustos pueda disfrutar la vida. Es un intento e que todos entendamos aquello que predicó Sartre hasta el cansancio: somos dueños de nuestra vida, somos los guionistas de nuestra película.
Titina Penzini es no solo cool, sino que además es una persona generosa que no niega a aquel que lo necesita un poco de ese “coolness¨ que ella emite por los poros como si fuese tan natural. Desde su programa de radio, desde sus tiendas, desde sus fiestas, desde su labor de DJ nos regala a cada uno un poco de ese mundo que está reservado a unos pocos. Y no me refiero aquí a cuestiones de clase social, sino de coraje. Titina vive en mundo reservado a los pocos que se atreven a vivirlo.

5 comentarios:

Tinvalero dijo...

puuuuro gamelo te jejeje

Emilú Soares dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

ARRRRturito! Gran amigo de unas Navidades en Cumana con una onglesa y su inglesita comiendo muchas empanaditas en cualquier esquina.

un super beso fuerte desde Bruselas de los Pechus.

La Beba

Unknown dijo...

Vanal papitoo!!!

Arturo Serrano dijo...

Querida Ivett, como ya dijera el sabio comentarista Martín Valero, "puuuuro gamelo te". Así se llama el blog después de todo. Una vez dicho esto, agrego que si en este país no hubiese algunas personas tan absorbidas en su propia soberbia de cultura de élites, se darían cuenta que en los tan admirados países del primer mundo sde estudia la cultura popular con mucho respeto. Después de todo es la cultura de masas. Que podrá ser vanal, ridícula o de mal gusto (no me pronuncio al respecto), pero por lo menos admitamos que es interesante estudiarla. Y esta fue mi apología de mi pieza. Que, como diría el sabio anteriormente citado, es "puuuuro gamelo te".