2/12/2010

Marty and I


Es curioso, pero puedo recordar casi con exactitud mi primer encuentro con el cine de Martin Scorsese. Ese día fue el comienzo de lo que ya es casi mi carrera. Fui con unos amigos a ver Casino, de lo cual deduzco que era 1995, y yo la verdad quería ver otra cosa pero casi me obligaron y terminé accediendo. Debo decirlo: no estaba preparado. La fotografía de Robert Richardson mostrándonos las luces de los casinos con una maestría que pocas veces he visto en el cine no deja de sorprenderme y desde ese dpia también he sido fan de Richardson. Sharon Stone sorprendió con una impecable representación del papel de la esposa de Ace, representado por Roberto De Niro. Pocas veces me ha impresionado tanto la fuerza de un personaje. El desquiciado psicópata que representa Joe Pesci es algo que será recordado en la Historia del Cine por muchos años. Las tomas, los planos y en general el uso de los recursos expresivos cinematográficos son magistrales. La dirección de arte es algo alucinante. La secuencia de títulos de Saul Bass (quien los diseñó también para Hitchcock en sus películas Psicosis, Vertigo y North by Northwest) acompañada por la música de La Pasión según San Mateo de J. S. Bach es algo simplemente sublime. En ella vemos los rojos de la explosión de un carro que se funden con las luces de Las Vegas mientras vemos también el cuerpo de Ace volando por los aires. La música, al igual que en el resto de las películas de Scorsese, es divertida, perfecta para el film y es en Casino donde se ve con mucha claridad de dónde tomó Tarantino su uso de la música como un protagonista más. Todo esto en una historia que solo puede ser comparada con Paradise Lost de Milton, pues es la historia de un paraíso ganado y perdido por el orgullo. No es sorprendente que quedase en shock y desde ese día me propuse a descubrir ese cine hasta sus más mínimos detalles y es así cómo ante mí se ha presentado un cine de una complejidad moral y estética que no deja de sorprenderme. Y fue así como mi relación con Marty empezó.